Periodismo chileno y estadistica: una relación en crisis

Autor: Hantke M., Margarita
Jazyk: španělština
Rok vydání: 2000
Předmět:
Druh dokumentu: Tesis
Popis: Memoria para optar al título de Periodista
El autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento
Con sorpresa hemos vuelto a comprobar que casi toda la prensa nacional otra vez comete el error de mal interpretar – en términos de ascensos y descensos – los resultados del último estudio de opinión pública de la encuesta “Gemines”. El error consiste en tomar en consideración las diferencias entre las estimaciones de punto de intenciones de voto entre el último estudio (diciembre) y el que le precedía (octubre), sin basarse en los tests de hipótesis sobre la significación estadística de las diferencias encontradas en los resultados de 2 muestras independientes. En este sentido, nos extraña que “Gemines”, que realiza estos estudios en forma periódica justamente con el objeto de medir los eventuales cambios que se produzcan en la opinión pública, no realice estos tests que están diseñados expresamente para aclarar si los cambios que presentan los resultados de muestras probabilísticas son estadísticamente significativos o no. Hemos aplicado estos tests bajo la presunción de que ambas muestras son efectivamente probabilísticas, y hemos encontrado que, al nivel de significación del 5%, el único candidato que habría experimentado cambios con respecto a octubre, en las intenciones de voto, es Andrés Zaldívar. Es impropio sostener, como lo ha hecho gran parte de la prensa, que Ricardo Lagos y Joaquín Lavín habrían bajado entre octubre y diciembre, porque las diferencias encontradas no son estadísticamente significativas al nivel del 5%. Lo mismo puede decirse respecto de Gladys Marín y de Sebastián Piñera. No parece una conducta responsable de la prensa proporcionar una información errónea que conduce a interpretaciones sustantivas que no corresponden a la verdad, y menos aún el publicarlas acompañadas de expresiones que dan lugar a pensar que estamos frente a cambios radicales de la opinión pública nacional (recordemos que la muestra sólo representa a la Región Metropolitana). No es frecuente encontrar este tipo de críticas tan tajantes – sobre todo en medios de comunicación - a una labor específica de la prensa, cual es la de divulgar los resultados de sondeos y sus interpretaciones. El señor Gustavo Martínez, por ejemplo, - uno de los que escribió la carta - ha elaborado varios informes sobre tipos de encuestas, que usan metodologías al parecer no totalmente válidas y en las cuales advierte una supuesta irresponsabilidad de los periodistas a la hora de dar a conocer un acopio de datos a la opinión pública. Casi todos estos papers, en todo caso, circulan a nivel académico y pocas veces llegan al ciudadano común. Podría pensarse que hay varias razones para esto último: puede ser que el tema abordado es excesivamente complejo para ser entendido por los lectores de un diario, por ejemplo. O que la materia tratada no es atractiva para el receptor, o bien que no cabe plantearla en un medio de comunicación, ya sea por falta de espacio, porque requiere demasiada profundidad o porque sus fundamentos son tan específicos que habría que destinar páginas, minutos, en fin, mucho tiempo y espacio - hoy día escasos – para enseñar ciertos conocimientos. El asunto es que existe un problema no despreciable en la relación medio periodístico – estadística. Quienes escriben la presente tesis llevan algunos años trabajando en televisión y varias veces les ha tocado introducir una noticia con cifras. 1998 y este año - 1999 - han resultado especialmente útiles porque se aproxima una elección presidencial. Es así como varias empresas han dado a conocer encuestas que ellas mismas realizan y que plantean una “fotografía” de un momento pre-electoral. Le dan así a la opinión pública una especie de panorama provisorio de los candidatos y una base para hacerse una idea de lo que piensan ciertos grupos de votantes chilenos. En los distintos medios de comunicación, el periodista asiste a la conferencia de prensa de la empresa X, anota las cifras y después las transcribe. Con suerte, se incluye un párrafo final con datos elementales como la composición de la muestra utilizada y el porcentaje de error. Muchas veces le sucedió a los autores de esta memoria que al cuestionar el sondeo y al pedir mayores detalles sobre el tipo de muestra o si hay “cifra negra”, por ejemplo, la respuesta fue: eso no nos importa, ni debe ser incluido en el reportaje. Pero antecedentes como la "cifra negra" resultan relevantes. El concepto se refiere a aquellos hechos como puede ser la cantidad de abortos en Chile en un año determinado. Un estadístico no siempre puede establecer cuántos abortos ha habido, porque este delito no siempre se denuncia y muchos de éstos quedan en el más absoluto anonimato o clandestinidad. De este modo, no puede llegar alguien y afirmar que a raíz de que en 1997, por ejemplo, bajó el número de denuncias en comparación con el año anterior, la tasa de abortos disminuyó y sería gracias a políticas exitosas de gobierno o cambio de conducta en la sociedad. La ciencia estadística ha elaborado un método especial y de aproximación para tratar de calcular cuántos hechos como el citado quedan fuera de las cifras oficiales. Lo anterior no sólo sucede con las encuestas; también se divulgan estudios de gobierno o de organismos oficiales y pocas veces – por no decir casi nunca – se les da una mayor revisión. En el fondo, el problema detectado es que el periodista sólo se limita a tomar registro de los resultados y no los interpreta.
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