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Investigación sobre la raigambre inconsciente que la emoción del miedo a Dios (o lo anterior al origen) supone. El horizonte de esta indagación fue trazado por la realización de un Taller de Dibujo en el Hospital Psiquiátrico Víctor Larco Herrera, el cual desencadenó un grupo de preguntas que, volcándose paulatinamente al plano consciente, aluden a la realidad espiritual. Se postula la hipótesis de que, en vista de las similitudes en los dibujos, se puede comparar el puente de contacto que las dibujantes enfermas desarrollaron por medio del dibujo para con los estratos primitivos de su consciencia (nexo facilitado por su condición) y el puente de contacto que los dibujantes primitivos de la Cueva de Chauvet Pont d’Arc, Francia, desarrollaron para con Dios dada su cercanía al origen (nexo facilitado por su condición). Durante el taller, fui atemorizado por una motivación que me acercó a imaginarme cerca a la locura, un lugar donde son indistinguibles lo real y lo imaginado. Esto significó una circunstancia psíquica equivalente a la del dibujante primitivo que me llevaría a descubrir la donación del dibujo a la mano y a encontrar la posibilidad de sumergirme fenomenológicamente en una condición que me facilitaría un nexo para con lo insondable. De esa comparación se desprende la validación de la locura como ventana al inconsciente y por consiguiente a un pasado remoto. Estar a la merced de la naturaleza es el punto de contacto donde y cuando puedo afirmar una experiencia intersubjetiva espiritual. Se analiza el arte paleolítico caracterizado por ser rupestre pero también por la escultura de pequeños cuerpos femeninos acéfalos que simbolizaron culto a una diosa madre. Destacan dos cuerpos hibrido humano animal que me llevarían a reflexionar en la importancia de los animales. Anhelar ser un animal o pensar como uno es un indicio de una proximidad con lo irracional en el primitivo. De esta forma, me pregunto por la posibilidad de heredar este miedo a Dios ya que encuentro que la imagen del híbrido paleolítico se vuelve a manifestar de una forma sumamente similar en Pablo Picasso. Entro al campo de la mitología cuando encuentro que los poemas de Homero y Hesíodo todavía recuerdan el culto paleolítico y que hay maneras de seguir indicando signos de ese nexo en obras de la literatura. En mi proyecto escultórico muestro los dientes como actitud que encara este miedo primordial pero sobre todo descubro a Medusa como tope de la regresión (o la talla de su mirada) a lo incognoscible mostrando que la raigambre del miedo, como la piedra, se estratifica en dirección a un pasado inmemorial, el cual se constituyó bajo un principio femenino porque ahí yació inerte lo que fue vida en forma de espacio tiempo comprimido pero fértil para que “ignizca” después cualquier impulso de vida. Encuentro vestigios de este culto hasta en mi propia obra, con lo cual puedo tomar postura crítica, como artista escultor, de la circunstancia actual de nuestra relación con la naturaleza de todo. Heredar espiritualidad es como recordar el miedo que sintió el humano primitivo cuando las preguntas filosóficas, religiosas y artísticas fueron una. |