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La globalización y los nuevos paradigmas tecnológicos y organizacionales, intensivos en conocimientos e información, han aumentado las presiones competitivas. Nuevas tendencias se presentan en el mundo de los negocios, la integración de los grandes mercados, la rápida evolución tecnológica y el aumento de los niveles de competencia, presentan un entorno económico muy dinámico, donde sólo tienen posibilidades de sostener sus posiciones en el mercado aquellas empresas que hayan desarrollado una serie de ventajas competitivas. El imperativo de ser competitivo no es sólo para crecer e internacionalizarse, sino también para consolidar, defender y sobrevivir en los mercados domésticos. Los principales competidores en los mercados internos no son ya las empresas del propio país, sino las que provienen de otras naciones y que operan, muchas veces, a escala mundial. Las empresas cambian y serán más competitivas una vez que sean resueltas las graves limitaciones que provienen del entorno en el que desenvuelven sus actividades, donde las políticas públicas juegan un papel fundamental, y también cuando cambie el paradigma y las prácticas gerenciales, predominantes especialmente en la pequeña y mediana empresa (PYME). En consecuencia, es necesario, por un lado, cambiar las condiciones del entorno de las empresas, y por otro, que las empresas generen culturas organizacionales capaces de adaptarse y dar respuesta a las condiciones cambiantes y dinámicas del entorno. Para Bolivia, la influencia de la globalización y las presiones competitivas que generan deben resaltar la necesidad de un profundo cambio en la forma de competir en los mercados locales e internacionales. En un mundo más complejo y más exigente en cuanto a la calidad de productos y servicios y la protección del medio ambiente, el desafío, es sin duda, establecer y ejecutar acciones concretadas entre el Estado y el sector privado, para modificar profundamente las cusas que originaron la situación actual y generar las condiciones necesarias para mejorar la productividad y competitividad nacional. |