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Este libro analiza las relaciones franco-españolas durante la presidencia del general De Gaulle (1958- 1969). En aquella década, tras una larga etapa de autarquía y aislamiento, la economía española entró en la senda del crecimiento acelerado del que ya disfrutaban otros países occidentales. Francia puso rumbo al sur y no escatimó esfuerzos para participar, a corto y largo plazo, de los frutos del desarrollo económico español. Obviamente, esa decisión tuvo muy presente el horizonte de beneficios que aspiraban a conseguirse en el país vecino. Pero, simultáneamente, la intervención francesa coadyuvó al desarrollo y a la integración de España en los circuitos económicos internacionales, jugando así un papel destacado en el proceso de apertura exterior del franquismo. El crecimiento económico de los años sesenta dejó una honda huella en la historia reciente de España. Francia fue uno de los países que más ampliamente intervinieron en este proceso. Sus exportaciones, sus inversiones, sus transferencias tecnológicas, las divisas de sus turistas y las remesas de los emigrantes españoles que trabajaban en su territorio, desempeñaron un papel relevante en la modernización socio-económica y la rehabilitación internacional de España. Alentados por el gran potencial de crecimiento de la economía española, los dirigentes franceses normalizaron sus relaciones con el régimen de Franco y se lanzaron a emprender negocios al otro lado de los Pirineos. A desentrañar algunas de las claves explicativas de la participación francesa en la España del desarrollo, sus protagonistas, sus estrategias y sus resultados, está dedicado el presente libro. |
