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La artrosis de tobillo es una patología poco frecuente, tiene una incidencia nueve veces menor que la rodilla o la cadera a pesar de relación entre mayor carga y menor superficie de esta. La mayor parte son de causa secundaria, posterior a un trauma o a cambios en la biomecánica de la misma a diferencia de otras articulaciones como cadera o rodilla que su principal causa es idiopática o primaria. Causas menos frecuentes son las artropatías inflamatorias, hemocromatosis o artropatía neuropática. Es un problema creciente en la atención de salud en todo el mundo, con un 1% de prevalencia de artrosis sintomática en población adulta. El tobillo es la articulación que mayor carga recibe en cuanto a superficie se refiere, aproximadamente 500 N. La superficie articular mide 350 mm2 aproximadamente, mientras que la cadera 1100 mm2 y la rodilla 1120 mm2. Soporta hasta 5 veces el peso corporal durante la marcha. Cambios en la distribución de la carga durante la marcha podrían tener un efecto beneficioso en la lubricación y nutrición del cartílago. El cartílago articular es de 1a 1,7 mm comparado con el grosor de cartílago de la rodilla es de 1 a 6 mm. El tobillo con una gran congruencia articular presenta un cartílago más fino que es capaz de equilibrar mejor las cargas. Para el tratamiento de esta patología existen diferentes alternativas, tanto no quirúrgicas como quirúrgicas, y estas últimas se dividen en aquellas que preservan la articulación y las que no. Entre las alternativas no quirúrgicas esta la modificación de estilos de vida. Pacientes con IMC > 25 tienen un riesgo 1,5 veces mayor para el desarrollo de artrosis de pie y tobillo, siendo factor potencialmente mo-dificable, mejorando la eficacia de todas las otras opciones terapéuticas, conservadoras y quirúrgicas. Las actividades de la vida diaria que aumentan el estrés en la articulación del tobillo, así como los deportes de impacto, deben evitarse y fomentar la realización de actividades deportivas sin o de bajo impacto. Respecto a los antiinflamatorios no esteroidales, no hay evidencia específica sobre la eficacia de estos en la literatura, pero ayudan de forma fiable a aliviar el dolor agudo asociado con la artrosis y en cierta medida con la inflamación. La suplementación con Glucosamina y Condroitín Sulfato tendría un efecto sobre la matriz extracelular y producción de ácido hialurónico, sin ser respaldado aún clínicamente en la literatura. Otra alternativa en el manejo es la infiltración con corticosteroides con un rol en tratamiento de los síntomas, pero no están exentos de riesgo. Su uso rutinario puede causar daños a los tejidos blandos alrededor de la articulación. Inyecciones de ácido hialurónico intra articulares se cree que ayudan por sus propiedades físicas y por su actividad antiinflamatoria, anabólica y efecto analgésico, con estudios que respaldan su uso. Alternativas como fisioterapia, centradas en medidas anti inflamatorias locales, fortalecimiento muscular, programas de reeducación de la marcha y ejercicios de movilización articular, modificación de calzado y uso de ortesis, pueden proporcionar alivio del dolor, mejora de la calidad de vida y posponer la cirugía en los pacientes afectados por artrosis de tobillo avanzada. Alternativas quirúrgicas no protésicas, como la artroplastia por distracción, preservar la superficie articular original y movimiento del tobillo. Los candidatos ideales son aquellos pacientes menores de 45 años que tienen artrosis postraumática moderada a severa del tobillo con una superficie articular relativamente congruente, dolor y movilidad articular bien conservada. La artroscopía permite la visualización directa, mínimamente invasiva y la manipulación de las estructuras intra articulares, ofreciendo una opción quirúrgica para el paciente adecuadamente seleccionado, mostrando 64–100% de buenos y excelentes resultados, pero con evidencia limitada. Las Osteotomías Tibiales Supramaleolares están indicadas frente a artrosis asociada a un deseje en varo o valgo de la articulación. El objetivo es modificar las fuerzas impartidas al tobillo. Contraindicaciones específicas son artrosis severa con compromiso de más de la mitad de la superficie articular tibiotalar y los casos con inestabilidad progresiva del retropié, que no pueden ser manejados con procedimientos de reconstrucción ligamentaria. La artrodesis Tibiotalar es otra alternativa de tratamiento para la artrosis sintomática del tobillo, dado sus buenos resultados en cuanto a disminución del dolor. Sin embargo, genera una alteración del patrón de la marcha, que intenta ser compensada tanto por el retro y mediopié. |