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Las tensiones crecientes al interior de la Organización Mundial de Comercio — OMC tienen causas internas y externas como por ejemplo la crisis financiera internacional, los cambios en la configuración de poder mundial y una suerte de intensificación del conflicto Norte-Sur entre los miembros del sistema multialteral de comercio, sobretodo después de la Ministerial de Cancún y la creación del Grupo de los 20. La OMC refleja en gran medida esos cambios y es de hecho, la primera en hacerlo, teniendo en cuenta que es el más transparente de los organismos multilaterales y el más “fiscalizado” por sus miembros. Sin embargo, la OMC es sólo el canario que en las minas anuncia la falta de oxigeno: moestra como una serie de organismos resultan caducos en este nuevo escenario. Allí, los países en desarrollo vienen logrando trabar muchas iniciativas de los países desarrollados por considerar que no responden a sus intereses y estrategias de desarrollo. Países como Brasil e India están expandiendo sus papeles en cuanto jugadores globales, process drivers, al tiempo que crece la heterogeneidad en el grupo de países en desarrollo. En ese contexto, las discusiones acerca de las flexibilidades para países en desarrollo en la OMC siguen siendo válidas. En ese contexto, este trabajo se propone dos objetivos estrechamente relacionados. Por un lado, identificar como viene siendo abarcado el TE&D en el sistema multilateral, desde su creación en el GATT hasta las actuales negociaciones en Doha. Por otro lado, identificar cómo se han posicionado en ese contexto países en desarrollo de nivel medio que participan activamente en coaliciones como Brasil, Argentina o India. Se sostiene que el TE&D viene siendo restringido para tornarse un espacio de flexibilidad para países menos adelantados, mientras que los demás países en desarrollo siguen buscando bajo otros títulos nuevas flexibilidades que entienden necesarias en el sistema multilateral de comercio desde su perspectiva de desarrollo. |