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El envejecimiento conlleva una serie de cambios moleculares en el núcleo supraquiasmático (NSQ) que reducen la amplitud del ritmo circadiano. Esto, sumado a la reducción de la exposición a los sincronizadores externos, reduce la sincronía del ritmo circadiano endógeno con el medioambiental, favoreciendo la presencia de trastornos circadianos del ritmo vigilia-sueño. Las enfermedades neurodegenerativas afectan primariamente al NSQ, por lo que estos pacientes con frecuencia asocian trastornos circadianos, aunque su expresión clínica es variable. En el presente artículo se revisan las evidencias de afectación del ritmo circadiano en enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Huntington. Esta relación es bidireccional, ya que la cronodisrupción secundaria al trastorno circadiano ha demostrado favorecer la neurodegeneración. Por tanto, el adecuado diagnóstico y tratamiento de los trastornos circadianos asociados a enfermedades neurodegenerativas podría mejorar su evolución. En este sentido la melatonina ha demostrado poseer propiedades antiinflamatorias y antiapoptósicas, por lo que algunos autores abogan por un posible papel neuroprotector. |
