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Para determinar los hábitos tróficos de la lechuza, Tyto alba, se analizaron 1232 egagrópilas recolectadas entre 1994 y 2001 en 24 localidades de la región central de Cuba. Se encontraron 3943 presas; los roedores exóticos (Mus musculus y Rattus spp.) fueron las presas dominantes y representaron 80% del total. Otros tipos de presas fueron de menor frecuencia; por ejemplo, insectos (6.1%), murciélagos (5%), anfibios (4.8%), aves (3.6%) y reptiles (0.2%). Se agruparon las localidades de recolecta de egagrópilas en 2 categorías de hábitat: antropogénicos y naturales, para explorar el efecto de los disturbios antrópicos en la dieta de la lechuza. Contrario a lo esperado, no se encontró variación significativa en el índice de amplitud trófica de Levins (Bantropogénicos= 1.32 ± 0.3 vs Bnaturales = 1.38 ± 0.4). La composición de la dieta en ambos hábitats no difiere, al menos en la proporción de las diferentes clases, aunque existe la tendencia a depredar más aves en hábitats naturales que en sitios perturbados donde los insectos son más frecuentes. Los resultados sugieren que tanto en hábitats antropogénicos como naturales, las lechuzas se comportan como depredadores efectivos de las poblaciones de roedores múridos introducidos.To determine food habits of Barn Owl, Tyto alba, we analyzed 1232 pellets collected from 24 localities in central Cuba from 1994 to 2001. The pellets yielded 3943 prey items, with introduced rodents (Mus musculus and Rattus spp.) being the primary prey, accounting for 80% of items in the diet. Other prey classes were of minor frequency; e.g., insects (6.1%), bats (5%), amphibians (4.8%), birds (3.6%), and reptiles (0.2%).We grouped pellet collection localities into 2 habitat categories: "anthropogenic" and "natural," to explore the effect of anthropogenic disturbance on the diet Barn Owl. Contrary to our expectation, we found no significant difference in the Levin's niche-breadth index (B), calculated for the taxonomic classes of prey, between the 2 habitats (Banthropogenic= 1.32 ± 0.3 vs Bnatural = 1.38 ± 0.4). The composition of owl diets in both habitats did not differ, at least in prey classes, although pellets collected in natural habitats contained more birds than those from disturbed sites where insects were more frequents. Our data suggest that in both natural and anthropogenic habitat, the barn owls behave as effective predator of the populations of introduced murid rodents. |