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La cebolla es una de las hortalizas de mayor demanda y consumo en todo el mundo. Su demanda ha aumentado últimamente debido al mayor desarrollo económico de algunos países asiáticos altamente poblados, en los cuales, según la FAO, la oferta de cebollas frescas en 2013 representó el 64,9% de la oferta mundial, mientras que en las Américas esta oferta fue tan solo de 6,6%. La oferta de cebollas a nivel mundial es muy variable, pues la producción está determinada por la oferta ambiental. De acuerdo con las estadísticas de la FA0, la oferta de cebollas frescas mostró un incremento a nivel mundial de 61,4% entre 1993 y 2012. Por otra parte, el comportamiento de los precios internacionales depende del volumen de la oferta. El comportamiento del mercado interno de cebollas de bulbo es altamente variable y está muy influido por la reacción de los productores frente a temporadas de precios altos, lo que hace aumentar la oferta sin que necesariamente coincida con una demanda insatisfecha a nivel nacional. Además, existen situaciones poco previsibles que afectan la oferta-demanda y el precio de las cebollas, como los aumentos impredecibles de las lluvias en las regiones productoras, una fuerte sequía, o el cierre de vías por motivos de orden público. En muchas partes del mundo, en la superficie cultivada en cebolla de bulbo se han adoptado sistemas de producción que utilizan excesivas cantidades de fertilizantes, los cuales han sido responsables de desequilibrios nutricionales en las plantas y de aumentar los riesgos de contaminación ambiental. El manejo racional de la fertilización de las plantas cultivadas en un marco de buenas prácticas agrícolas implica el desarrollo de metodologías de diagnóstico que optimicen los niveles de elementos nutritivos en los vegetales y mantengan la capacidad fotosintética del cultivo para asegurar la máxima producción. Si bien los fertilizantes químicos son una de las mejores opciones para incrementar y mantener los rendimientos en las plantas cultivadas, un desbalance nutrimental, causado por exceso o deficiencia de un elemento nutritivo, así como también las relaciones antagónicas o sinérgicas entre los elementos, pueden causar una disminución severa en el rendimiento. |