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En el diseño del Jefferson Memorial, Eero Saarinen revirtió la técnica de Hooke para determinar la forma ideal de un arco. Si este descolgaba una línea flexible para obtener el trazado que mejor se ajustaba a su distribución de pesos, aquel definía primero el trazado, y buscaba después la ley de cargas para la cual el perfil elegido resultaba óptimo. Por tanto, el Gateway Arch no sigue ninguna de las funciones matemáticas canónicas asociadas al estudio de curvas funiculares, sino algo que dio en denominarse “catenaria ponderada”. Su carácter impuro le valió la crítica tanto de los partidarios de formas ideales como de los que favorecían una aproximación más libre al proceso de diseño. Sin embargo, su capacidad de asimilar los principios de la mecánica de forma flexible, sin perder el control formal del resultado, fue una constante del Movimiento Moderno de posguerra, deseoso de enriquecer su repertorio estilístico sin renunciar a la racionalidad; representa la búsqueda del equilibrio entre la sumisión a unas leyes de carácter natural o cultural, y la libertad creativa del autor. Y si para la crítica especializada no consiguió ser canónico, para la opinión pública sin duda fue icónico, convirtiéndose en seña de identidad de la sociedad norteamericana de posguerra. When designing the Jefferson Memorial, Eero Saarinen reversed Hooke’s technique to determine the ideal shape of an arc. If the latter laid a flexible line in order to obtain the shape that best fit its weight distribution, the former defined first its layout, and sought later the load’s law for which the chosen profile was optimal. Thus, the Gateway Arch does not follow any of the canonical mathematical functions associated with the study of funicular curves, but something called “weighted catenary”. Its impure character granted it criticism from both supporters of ideal forms and those who favored a freer approach to the design process. However, its ability to assimilate the principles of mechanics in a flexible way, without losing the formal control of the result, was a constant for postwar modernism, eager to enhance its stylistic repertoire without abandoning rationality; it represents the search for balance between submission to natural or cultural laws, and creative freedom for the author. And failing to be canonical for architectural critics, it certainly became iconic for the general public, the true hallmark of postwar American society. |