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30 p. -- Bibliogr.: p. 27-30 Europa, sumida en un tiempo de profundas transformaciones, fue campo de batalla en la segunda mitad del XIX de una guerra cultural librada contra la mujer. El paulatino desarrollo de movimientos obreros derivó, unido a la aparición del feminismo organizado, en el temor de una burguesía que vio en peligro sus privilegios. Acrecentado a causa de una serie de crisis, de dicho temor surgió una reacción en forma de misoginia que acabó por extenderse, partiendo de la filosofía, hacia campos como la ciencia médica, la psicología, la política o las artes. Dentro de estos marcos y en los ámbitos burgueses se establecieron arquetipos para categorizar a la mujer: el del ángel del hogar, resignada al cuidado de su esposo e hijos, y el de la New Woman, que no actúa de acuerdo con las jerarquías impuestas y supone una amenaza para los roles tradicionales. Esta separación se vio reforzada por medio de la imagen y de la prensa satírica antifeminista, que por su parte creó un discurso paternalista, condescendiente y plagado de estereotipos que buscaban atacar a la mujer emancipada. El mito de la femme fatale, junto con toda una serie de arquetipos y asociaciones, congregó las visiones obsesivas de los artistas en la figura de una mujer carnal y perversa, oscura y dominadora, que arrastrar a los hombres a la caída moral. Fue el pintor y poeta Dante Gabriel Rossetti, en la segunda etapa de la Hermandad Prerrafaelita, el artista que definió sus aspectos esenciales. Más adelante, el Simbolismo los recogió para encarnar sus postulados mientras que el Art Nouveau, que los mantuvo hasta cierto grado, los usó más bien con fines decorativos y comerciales. De todos los modelos que la cultura fin de siglo recuperó, como los bíblicos, los históricos o los literarios, entre otros, nuestro estudio se ha centrado en los procedentes de la Antigüedad. A la figura de Pandora, que comparamos con la Eva cristiana, se le suman dos magas como Circe y Medea y un grupo de tres híbridos entre mujeres y bestias, definidas como bellas atroces, que comprende a las Sirenas, la Esfinge y la gorgona Medusa. Estos mitos, reflejo de un odio que dura milenios, nos hablan de muerte, de perversidad y de la total dominación del espíritu del hombre por parte de mujeres crueles y poderosas. |