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La sociedad digital ha propiciado cambios de carácter instrumental y una actualización de la epistemología que ayuda a comprender un nuevo espacio público en dónde interactúan partidos políticos, instituciones, medios de comunicación y ciudadanía. En este sentido, la Ciencia Política, en conjunto con el resto de las Ciencias Sociales, ha respondido en los últimos años a cada uno de los retos y desafíos planteados, que se manifiestan diariamente en las redes sociales como parte más visible de esta sociedad. En virtud de ello, la interacción o la competición política tiene varias manifestaciones: en primer lugar, las estrategias partidarias basadas en comunicación política algorítmica, la automatización o la robotización, a lo que se suman los medios con distintos códigos de producción de contenidos, circulación y recepción del mensaje; por otro lado, los mecanismos de participación y de debate que tiene el ciudadano-elector en el espacio digital. Estos aspectos adquieren gran relevancia en lugares dónde no ha profundizado la literatura académica y científica predominante, y en este caso concreto en los procesos electorales en América Latina. Esta tesis doctoral por compendio de publicaciones estudia los mensajes en Twitter de diecinueve candidatos, de diez televisiones y de más de medio millón de usuarios en diez elecciones presidenciales latinoamericanas celebradas entre los años 2015 y 2019, con el objetivo de analizar el proceso de construcción de las agendas políticas digitales. A través de la técnica del análisis de contenido y del análisis de redes sociales (social network analysis), se han introducido variables como la frecuencia de actividad, temas, el tipo de usos políticos de la red social, la polarización y las emociones para explicar el comportamiento de actores políticos y comunidades digitales. Entre los resultados más relevantes destacan principalmente cinco: en primer lugar, el uso de Twitter por parte de los candidatos latinoamericanos sigue un modelo de marketing político poco profesionalizado, intuitivo y que no tiene en cuenta las potencialidades de la red social; en segundo término, las democracias latinoamericanas con un carácter más consolidado tienden a generar agendas de temas más cohesionadas, independientemente de la ideología del candidato; posteriormente, el modelo de paralelismo también se expande al espacio digital, reforzando la coalición temática entre medios y candidatos con un cierto control político manifestado a través de mecanismos formales que pautan el ejercicio de producción de la información (encuadres), en el que las comunidades son las que realizan una exposición selectiva; en cuarto lugar, se constata un modelo de comportamiento de los usuarios con una generación acompasada de emociones entre todas las comunidades estatales (contagio emocional), lo que en cierta medida rompe la idea de cámara de eco totalmente estanca; finalmente, se presenta una polarización intrínseca a las características de la red y no preconstruida. Si bien existen ciertos impulsos en cuanto al aumento y disminución de la polarización, esta no se sostiene y se acaba autorregulando. Esto genera una nueva defensa de la tesis del modelo innato de la polarización, volviendo a reabrir el debate sobre la “caja negra” de las redes sociales, que en alguna literatura ya parecía cerrada. The digital society produces instrumental changes and an update of the theory that helps to understand a new public space where political parties, institutions, media, and citizens interact. In this sense, Political Science, together with the rest of the Social Sciences, has responded in recent years to each of the challenges posed, which are seen daily on social networks as the most visible part of this society. Consequently, political interaction or competition has various manifestations. In the first place, party strategies based on algorithmic political communication, automation or robotization; also, the media with different codes of content production, circulation, and reception of the message. On the other hand, citizen participation and debate in the digital space. These aspects acquire great relevance in places where the predominant academic and scientific literature does not study, and in this specific case in electoral processes in Latin America. This doctoral thesis, based on a compendium of articles, studies the messages on Twitter of nineteen candidates, ten television channels and more than half a million users in ten Latin American presidential elections held between 2015 and 2019. The objective is to analyze the construction process of the digital political agendas. Through the technique of content analysis and social network analysis, variables such as the frequency of activity, themes (issues), the type of political use of the social network, polarization and emotions have been introduced. All this to explain the behavior of political actors and digital communities. Among the most relevant results, five mainly stand out: first, the use of Twitter by Latin American candidates follows an unprofessional, intuitive political marketing model that does not take into account the potential of the social network; secondly, the Latin American democracies with a more consolidated character make more cohesive agendas of issues, regardless of the ideology of the candidate; Subsequently, the parallelism model also expanded to the digital space, reinforcing the thematic coalition between the media and candidates with a certain political control manifested through formal information production mechanisms (framing), in which the communities are the ones that carry out a selective exposure; fourthly, a model of user behavior is verified with a generation of emotions among all the state communities (emotional contagion), which to a certain extent breaks the idea of an echo chamber; finally, there is a polarization intrinsic to the characteristics of the network and not pre-constructed. Although there are certain impulses regarding the increase and decrease of polarization, the polarization does not sustain and ends up self-regulating. This generates a new defense of the thesis of the innate model of polarization, reopening the debate on the "black box" of social networks, which in some literature already seemed closed. |