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Históricamente, la alimentación ha sido considerada como una de las grandes preocupaciones desde el punto de vista de la salud por la conexión existente entre unos hábitos alimentarios saludables y la calidad de vida. Los hábitos alimentarios que se van adquiriendo a lo largo de la vida tienen un importante componente cultural y se irán desarrollando desde la infancia hasta la adolescencia y juventud, etapa esta última en la que se afianzan y, a su vez, de gran vulnerabilidad nutricional por la influencia de modas y tendencias. Este periodo de la vida es uno de los que requieren mayor actuación debido a que los diferentes modelos que se adquieren se van a mantener, en su mayoría, en la edad adulta. En la actualidad se está apostando por el estudio de los patrones de alimentación como una herramienta clave para entender el comportamiento alimentario, ya que permiten abordar las interacciones entre componentes de la dieta y por ello aportan una visión mucho más real y completa de los hábitos de alimentación. Al hablar de modelos de consumo, es inevitable en nuestros días hacer referencia a la Dieta Mediterránea debido a que se trata de uno de los modelos más saludables reconocidos mundialmente. Más que un patrón de alimentación, a causa de sus múltiples elementos transversales, es considerada un estilo de vida, asociándose al aumento de la esperanza de vida, la reducción de la mortalidad y morbilidad por enfermedades coronarias y situándose como factor protector hacia las enfermedades crónicas no transmisibles ligadas al desarrollo económico. Los cambios que suceden vinculados al desarrollo, la globalización, la publicidad y la disponibilidad de productos muy procesados conducen, en muchos casos, a un alejamiento de modelos alimentarios tradicionales y saludables con tendencia hacia patrones menos deseados, de forma paralela al incremento de enfermedades crónicas no transmisibles. Esta transformación provoca la elección de productos ricos en azúcares, grasas animales, carnes y lácteos, junto a una disminución de frutas y verduras, situación que es conocida como transición nutricional. El cambio de modelo que se está produciendo en los países de la cuenca mediterránea por la influencia de patrones occidentales cuyo prototipo es EE. UU., ha conducido a una situación preocupante, tanto en el sur de Europa, siendo España un ejemplo, como en el norte de África, donde se encuentra Túnez. Esta transición nutricional está unida a cambios en algunos componentes de la dieta que son indicadores de calidad reconocidos, como es el caso de la ingesta de fibra, que ha comenzado a disminuir además de que sus propiedades se han visto afectadas por el desarrollo industrial. También dicha transición se relaciona con variaciones que influyen en el consumo alimentario en un determinado momento del día como es el desayuno, lo que se plasma en la coexistencia de modelos saludables propios de la Dieta Mediterránea junto a otros más occidentalizados, cuyos rasgos son, entre otros, un incremento de productos ultraprocesados, como ciertos embutidos, refrescos y zumos comerciales. El estudio de los hábitos alimentarios requiere la estimación de la ingesta, que puede presentar una gran variabilidad ya que está influenciada, entre otros factores, por el momento del día en el que se realiza la recogida de información, el día de la semana, la estación y los diferentes tamaños de la ración, lo que puede implicar cambios de unos países a otros. Entre los instrumentos eficaces para esta estimación, el recordatorio de 24 horas es el más utilizado en la actualidad por su rapidez y sencillez. Tal y como se ha mencionado anteriormente, la caracterización de patrones permite clasificar los modelos alimentarios en función de su mayor o menor beneficio para la salud y, por lo tanto, establecer la calidad de la dieta. Son numerosos los parámetros creados a partir de guías dietéticas y/o recomendaciones para estimar dicha calidad y, además de indicadores como los ya citados, se encuentran los índices, que son mas complejos. En esta tesis se han utilizado dos de ellos, el Índice de Adherencia a la Dieta Mediterránea (MDS) que establece el grado de adherencia a dicho patrón a partir de 9 componentes y el Índice de Riqueza Nutritiva (NRF) que nos permite potenciar o limitar el consumo de nutrientes según afecten a la calidad de la dieta. Los resultados encontrados a lo largo del desarrollo de la presente tesis sustentan que los hábitos alimentarios de los jóvenes universitarios se asocian a características sociodemográficas y comportamientos de riesgo relacionados con el estilo de vida, siendo un grupo influenciable, y también que, en general, dichos hábitos son bastante negativos respecto a las recomendaciones establecidas, hecho que se plasma en el alejamiento de modelos saludables. Por todo ello, podemos reafirmar la importancia del mantenimiento de patrones beneficiosos fundamentalmente en las poblaciones más vulnerables como los jóvenes, con el fin de articular medidas adecuadas y frenar la "pandemia" de enfermedades crónicas no transmisibles, siendo necesario el incremento de la investigación hacia líneas que profundicen y amplíen el conocimiento en esta materia. Estos hallazgos han sido desarrollados a través de los tres artículos originales incluidos en esta tesis: - Food consumption in Tunisian university students and its association with sociodemographic characteristics and lifestyle behaviours. - Patrones de desayuno en estudiantes universitarios de España, Túnez y Estados Unidos. Factores antropométricos, sociodemográficos y de estilo de vida. - Fiber patterns in young adults living in different environments (USA, Spain, and Tunisia). Anthropometric and lifestyle characteristics. |