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En los últimos años, las benzodiacepinas (BZD) han ganado relevancia como principal línea de acción frente a patologías como la ansiedad o el insomnio, debido a su rápido efecto y mejora de los síntomas.Como consecuencia, ha habido un incremento importante del número de prescripciones de benzodiacepinas destinadas a dichas patologías, generando una alarma sanitaria. Esto se debe a sus efectos colaterales a largo plazo, que pueden desencadenar diversos riesgos como dependencia y abuso del fármaco, fractura de cadera provocada por una caída, deterioro de la memoria, depresión respiratoria, etc., favoreciendo un aumento de la incidencia de la mortalidad.Los objetivos que pretende responder esta revisión consisten en describir la evidencia del uso de BZD a largo plazo en las patologías de ansiedad insomnio, así como su efecto en relación al diagnóstico diana, o medidas terapéuticas alternativas en el manejo de ambas patologíasLos estudios evaluados en esta revisión muestran los últimos hallazgos acerca de la problemática sanitaria y social del consumo crónico de BZD, y evidencia el aumento del riesgo de problemas derivados del uso inadecuado de BZD.A partir de la investigación en la ansiedad y el insomnio, se han podido crear tratamientos alternativos que no contemplen exclusivamente el uso de benzodiacepinas, e intenten ser igual de efectivos. Entre estas nuevas terapias, se encuentran: terapias psicológicas (destacando la terapia cognitivo-conductual, la técnica de relajación progresiva y el mindfulness), ejercicio físico, entrevista motivacional, entrevista estructurada o la melatonina.Como conclusión, el uso generalizado de estos fármacos es efectivo a corto plazo, pero nocivo para los pacientes y su entorno a largo plazo. El uso de terapias alternativas para realizar un control inicial y como tratamiento de la enfermedad de la ansiedad y/o del insomnio es beneficioso, pudiendo estabilizar los efectos de estos trastornos y reduciendo el riesgo de reacciones no deseadas a largo plazo. |
