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Introducción: El actual escenario mundial puede ser caracterizado por la globalización y la liberalización económica; el conocimiento y la innovación tecnológica -entendida como la transformación del conocimiento en productos, procesos y servicios- impulsan la economía y son factores clave para aumentar la competitividad y la productividad a largo plazo, y son motores de generación de bienestar para la población. La madurez en la innovación tecnológica, sin embargo, requiere de liderazgo en todos los aspectos relacionados con la ciencia y la ingeniería: investigación para encontrar el puente entre el descubrimiento científico y las aplicaciones prácticas; formación que proporcione a los ingenieros y tecnólogos las habilidades para crear y explotar con beneficios económicos el conocimiento y la innovación; y, finalmente, una concepción de la práctica de la ingeniería como medio de transformación del conocimiento en productos y servicios innovadores. La incursión y la permanencia de productos y servicios nacionales en el mercado globalizado depende de la capacidad tecnológica que tengan las empresas para generar valor agregado en los mismos; la adquisición de esas capacidades debe involucrar el sector empresarial, el sistema educativo, desde la básica hasta superior, las instituciones comprometidas con la investigación y el estado (gestión, promoción, financiación); sin un esfuerzo coordinado entre los actores el avance será incierto. Cuatro son los elementos clave que deben ser mejorados: 1) la infraestructura científica y de I+D, 2) la oferta de recurso humano profesional y de investigación altamente calificado, y 3) el vínculo entre los grupos de investigación y las empresas que producen bienes y servicios para el mercado nacional e internacional (CEPAL, 2009)1 y 4) la gestión universitaria, que debe modernizarse para atender los retos de la creación de conocimiento e innovación. Colombia, desde hace varias décadas, está a la búsqueda de estrategias económicas y sociales que le permitan salir del grupo de naciones tecnológicamente dependientes, caracterizadas por la compra de tecnología, la venta de materias primas (commodities) sin valor agregado, el empleo mal remunerado o informal y los altos índices de pobreza e inequidad. En el contexto actual, esa transformación social se apalanca con la participación del país en el mercado mundial de bienes y servicios de alto valor agregado, lo cual requiere de la asimilación y creación de tecnologías que, a su vez, va ligado al progreso científico. Lall, S. (1992)2 y Kim, L. (2001)3 afirman que los procesos de cambio tecnológico en los países en vía de desarrollo deben ser enfocados a la obtención y el mejoramiento de las capacidades tecnológicas más que a la producción de innovaciones en la frontera de la tecnología; se hace referencia al aprendizaje de la utilización, adaptación y perfeccionamiento de tecnologías ya existentes en economías industriales avanzadas. |