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Objetivo: La cirugía endoscópica subcutánea consiste en la insuflación con anhídrido carbónico para crear un espacio de trabajo, evitando de esta forma una incisión. Esta técnica está imponiéndose hasta el extremo de que hoy en día gran parte de la cirugía de la cara, cuello y mama se hacen por esta vía. Sin embargo esta cirugía todavía no ha llegado a la región del conducto inguinal ni al escroto, cuyo abordaje vamos a describir. Métodos: En cuanto a la vía inguinal, introducimos 3 trócares de 5 mm, disecamos la fascia del músculo oblicuo externo, identificamos el orificio inguinal superficial y accedemos al escroto. El abordaje escrotal de momento lo hemos realizado sólo en el hidrocele. Para ello endoscópicamente disecamos la capa vaginal sin romperla, la puncionamos, vaciamos el contenido líquido y por último la resecamos y la extraemos. Resultados: Por vía inguinal hemos operado 3 quistes y un tumor sólido de cordón y por vía escrotal, hemos operado 6 hidroceles. Esta breve estadística nos ha permitido confirmar, que no hay especial dificultad técnica, que el tiempo operatorio es breve y que posiblemente el dolor postoperatorio es menor. Conclusiones: Aunque la cirugía endoscópica subcutánea en Urología está en sus comienzos, los resultados hasta la fecha han sido excelentes y estamos convencidos de que las indicaciones irán ampliándose. Objectives: In endoscopic subcutaneous surgical procedures, new to Urology, the subcutaneous tissues are insufflated with carbon dioxide through a trocar to create working space without a surgical incision. Although this technique now predominates in surgery of the face, neck and breast, from the literature it appears that it has not yet been adopted for surgery in the region of the inguinal canal or in the scrotum. We describe these approaches. Methods: To carry out the inguinal canal approach we introduced three 5mm trocars and dissected the external oblique fascia until we identified the superficial inguinal ring and gained access to the scrotum. The scrotal approach is directly into the scrotum. To date, we have only used the scrotal approach to treat hydroceles. We carefully detached the tunica vaginalis from the scrotal wall and kept the tunica intact before puncturing it to empty the fluid contents. The tunica was then resected and withdrawn through a trocar. Results: We have removed three cysts and one solid tumor of the spermatic cord with the inguinal approach. With the scrotal approach we have treated six hydroceles. Our experience with these two small series allows us to confidently state that the procedure offers no particular technical difficulty; that operating times are short and that post-operative pain is very probably less than usual. Conclusions: Although endoscopic subcutaneous surgery in Urology is in its infancy, our results until now have been excellent and permit us to conclude that in the future there will be more indications for this type of surgery. |