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La cultura digital la ubica el autor en el contexto de la “sociedad de la información”, siendo el digitalismo una expresión emergente de ella y resultado de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, las cuales inciden de manera profunda en la sociedad y en la cultura porque penetran en todos los ámbitos de la vida humana. Las posibilidades que ellas abren son numerosas pero los riesgos son notables. La colonización tecnocrática de la realidad social está soportada por una oculta red de intereses económicos, transnacionales y políticos en relación con el poder. Esta conjunción es una necesidad fundamental que se produce en el marco del capitalismo y de su razón de ser, el mercado, convirtiendo a la tecnología en la más potente de las ideologías, que descansa en manos de los expertos, ahora sacralizados por el conocimiento y convertidos en los sacerdotes del templo de la ciencia y el saber disciplinario. Educar en las nuevas tecnologías requiere algo más que conectarse a la red, es necesario que se dé un conjunto de condiciones pedagógicas, económicas, políticas y culturales, a fin de que ellas sean vistas como un medio y no como un fin. Todavía estamos lejos de erradicar el analfabetismo funcional, pero su combate y aniquilación, modo alguno, proviene de una obsesión tecnológica como solución. Así concebida, ella profundiza el abismo tecnológico entre los pueblos si el ojo, la mirada y el sitio están en el eje de la coordenada del capitalismo salvaje. The author places digital culture in the context of the “information society”, and digitalism is an expression originated here and the result of new information and communication technologies. These technologies have a profound efect in society and culture because they permeate all aspects of human life. The possibilities they ofer are numerous, but the risks are obvious. A network of hidden economic, multinational and political interests sustains the technocratic colonization of social reality, in relation to power. This union is a fundamental need that is created within the framework of capitalism and its reason for existing: the market. Thus transforming technology in the most powerful of ideologies, in the hands of experts, who are now sacred because of their knowledge and they have become the priests of the church of science and fields of thought. To educate in new technologies requires more than just connecting to the Internet, a new group of pedagogical, economic, political and cultural conditions are needed, so that they are considered as a means and not as an end. We are still not close to eliminating functional illiteracy, but the fight against it and ultimately destroying it in any way, comes from technological obsession as a solution. Conceived this way, the technological abyss between countries deepens if eyes, look and place are on the axis of savage capitalism. |