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El desarrollo científico técnico en la contemporaneidad configura un nuevo pensamiento investigativo. Desde esta mirada, los abordajes cuantitativos son acompañados de comprensiones fenomenológicas para la explicación de los procesos. Mientras que en las investigaciones cualitativas intervienen recursos y técnicas cuantitativas de medición y explicación. Una de las problemáticas que enfrentan los investigadores a la hora de organizar un proceso investigativo es la de seleccionar una metodología pertinente con la naturaleza del objeto/sujeto de estudio. Esta selección los lleva a tomar partido a favor de procesos de naturaleza cuantitativa o cualitativa, con puntos de vista plurales en dependencia de las maneras de percibir y comprender el panorama que tienen ante sí. Además, se debe propiciar la conformación de un andamiaje de métodos y técnicas de corte positivista, fenomenológico o donde se exprese una complementariedad entre ambos. Un ejemplo lo tenemos en el estudio de la conducta humana donde no podemos perder de vista la naturaleza causal que origina el comportamiento humano y la peculiar combinación de la herencia y del medio ambiente, los motivos y la orientación hacia metas y objetivos conscientes. En este estudio, puede ser pertinente la utilización de métodos y técnicas cuantitativos, así como aquellos que exploren la subjetividad humana. El debate epistemológico entre los paradigmas racionalistas y empirista carece de base suficiente, pues los métodos particulares no están necesariamente vinculados a un paradigma. El paradigma positivista también llamado (cuantitativo, empírico-analítico, racionalista) busca explicar, predecir, controlar los fenómenos, verificar teorías y leyes para regular los fenómenos; identificar causas reales, temporalmente precedentes o simultáneas. Por su parte, la racionalidad hermenéutica (cualitativo, fenomenológico, naturalista, humanista o etnográfico) busca una forma de abordar, estudiar, entender, analizar y construir conocimientos; a partir de procesos de interpretación donde la validez y la confiabilidad del conocimiento descansa, en última instancia, en el rigor del investigador. Se asume la construcción del conocimiento como un proceso subjetivo e intersubjetivo. En tanto, es el sujeto quien construye el diseño de investigación, recopila la información, la organiza y le da sentido desde sus estructuras conceptuales previas; así como los hallazgos que surgen de la propia investigación, que luego se colectivizan y se discuten en la comunidad académica. Erlandson, Harris, Skipper y Allen (1993), contraponen el diseño tradicional (cuantitativo) al diseño emergente (propio de la indagación derivada del paradigma naturalista). La diferencia entre ambos se halla en la especificidad del plan original de investigación. Si la investigación cualitativa busca comprender significados; los estudios cuantitativos tratan de conocer cuestiones poco exploradas a través de la eficacia de las técnicas. Stake (1999:41), señaló: “Esta distinción entre métodos cuantitativos y cualitativos es una cuestión de énfasis – ya que la realidad es la mezcla de unos y otros. En cualquier estudio etnográfico, naturalista, hermenéutico u holístico (por ej., en cualquier estudio cualitativo) la enumeración y reconocimiento de la diferencia de cantidad ocupan un lugar destacado. Y en cualquier estudio estadístico o experimento controlado (por ej., en cualquier estudio cuantitativo) son importantes el lenguaje natural con que se describen y la interpretación del investigado”. Para Hashimoto y Saavedra (2014:8), “La discusión tiene que centrarse en por qué debo o tengo que usar ese u otro método, o en el para qué debo buscar o emplear ese dato o método”. Ese es el quid del asunto, resolver esa cuestión está en el plano filosófico y no metodológico. Guba y Lincoln (2002:113), plantean: “Desde nuestra perspectiva, el uso de métodos tanto cualitativos como cuantitativos puede ser apropiado para cualquier paradigma de investigación. De hecho, las cuestiones de método son secundarias frente a las de paradigma, que definimos como el sistema básico de creencias o visión del mundo que guía al investigador ya no sólo a elegir los métodos, sino en formas que son ontológicas y epistemológicamente fundamentales”. El tema de la complementariedad metodológica transita por el dilema de la ausencia de fundamento epistemológico de base para aproximarse a la realidad. McMillan y Schumacher (2005:128-129), señalan que la investigación cuantitativa está basada en alguna forma de positivismo lógico que busca establecer cómo son las cosas evitando juicios de valor; mientras que la investigación cualitativa está basada en el construccionismo, que busca explicar cómo las personas llegan a describir, explicar o dar cuenta del mundo donde viven. Estas dos tradiciones muchas veces son vistas como antagónicas y sin posibilidades de discusión o cooperación. La propuesta de complementariedad entre los dos paradigmas puede considerarse como una opción válida en la investigación; pues cada una de las metodologías hace importantes aportes a la construcción de conocimientos. Su uso rígido, sin dudas, empobrece el proceso de búsqueda de nuevos conocimientos, al impedir incorporar al proceso investigativo las bondades que cada uno de ellos posee e impide llegar a hallazgos más interesantes. Las posibilidades de complementación pueden darse sustentadas en los principios de consistencia y de unidad dialéctica. Lo cuantitativo en su lógica hipotético-deductiva aporta al proceso la explicación y la relación de causa y efecto. A su vez, lo cualitativo con su comprensión inductivo-deductiva se adentra en los complejos caminos de la construcción y la decodificación de significados de la subjetividad humana, que considera lo individual y lo grupal, como resultado de los procesos sociales que cada uno vive. Por tanto, la complementariedad nos permite aprovechar las fortalezas de un método para compensar las debilidades del otro. Tomando en consideración a Serrano, Blanco, Ligero, Alvira, Escobar y Sáenz (2009:16-17), “…el uso combinado de ambas perspectivas en el seno de una misma investigación ha pasado a convertirse en un lugar comúnmente aceptado y que se ha llegado incluso a un momento en el que podemos hablar de la “deseabilidad social” de la investigación multimétodo”. Los focos temáticos de este volumen de la Revista Scientific. muestran claramente sus diferentes secciones, entre ellas: la transformación de las prácticas docentes; las experiencias innovadoras para perfeccionar los procesos educativos y de enseñanza-aprendizaje en el marco del aula; los entornos virtuales de aprendizaje, las tecnologías de la información y las comunicaciones y la relacionada con la educación ambiental. Hacia allí conducen las preguntas que recorren los diversos artículos como testimonio de los resultados científicos que cada autor propone. En sus enfoques epistemológicos se aprecia un recorrido por diferentes metodologías, métodos y técnicas. Se transita desde miradas cuantitativas, cualitativas o de complementación metodológica; respetando, como se ha referido anteriormente, la naturaleza del objeto de la investigación realizada. Finalmente, la importancia de las temáticas de este número de la Revista radica en la reflexión acerca de las disímiles aristas de los procesos formativos, en variados contextos y niveles de enseñanza. También reside en la mirada a las lógicas en uso, comprometidas con diferentes metodologías; las cuales deben juzgarse en correspondencia al éxito alcanzado en las investigaciones. |