Max Weber o el enigma emocional del origen del capitalismo

Autor: Eduardo Bericat Alastuey
Přispěvatelé: Universidad de Sevilla. Departamento de Sociología
Jazyk: angličtina
Rok vydání: 2001
Předmět:
Zdroj: Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS), Vol 1, Iss 95, Pp 9-36 (2001)
idUS. Depósito de Investigación de la Universidad de Sevilla
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ISSN: 1988-5903
0210-5233
Popis: Un minucioso análisis metateórico de las teorías sociológicas elaboradas por los sociólogos clásicos revela el hecho, sorprendente para la mentalidad «moderna» de los sociólogos que les han sucedido, de que la estructura teórica de cualquier teoría sociociológica resulta a la postre ininteligible si no se consideran las emociones implicadas en los fenómenos sociales que tales teorías tratan de explicar o comprender. La afirmación precedente puede constatarse en La ética protestante y el espíritu del capitalismo, de Weber, una de cuyas claves explicativas resulta ser la humillación que la doctrina protestante proyecta sobre sus fieles. Weber sostuvo que el dogma de la predestinación, esto es, la imposibilidad humana de conocer los designios divinos, está en la base de la emergencia del ethos capitalista. Incapaces de saber si alcanzarían la salvación extramundana, angustiados por esta absoluta falta de certeza, los calvinistas encontraron en el éxito intramundano tanto una especie de señal sobre los designios divinos como un remedio para calmar su profunda angustia. Lo importante para Weber, sin embargo, no eran los contenidos cognitivos del dogma de la predestinación, sino el estado vivencial en el que éstos ponían al creyente. Una idea es incapaz de tener efectos en la conducta si no es mediante la modificación de algunos estados emocionales del sujeto. La angustia, sin embargo, es un sentimiento demasiado genérico e indefinido como para conocer sus efectos conductuales. Un detenido análisis del enorme contenido emocional presente en la obra de Weber revela que la angustia a la que siempre se refiere es la angustia provocada por la humillación del hombre. El Dios que dibuja la doctrina protestante proyecta sobre el hombre una triple humillación: nada puede saber sobre su designio futuro (humillación cognitiva); no merece ningún respeto ante Dios (humillación valorativa); y no tiene ningún derecho a la felicidad (humillación emotiva). No es extraño, por tanto, que el ser humano buscase un nuevo Dios en el que recuperar su orgullo. Éste fue, precisamente, el ardid de la razón sobre el que se sustentó el radical cambio de valores que dio lugar a la emergencia del capitalismo. Seres humanos que adoraban por encima de todas las cosas a Dios, acabaron adorando al Becerro de Oro.
Databáze: OpenAIRE