¿Como vivimos en esta Pandemia?
Autor: | Ana Campuzano de Rolón |
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Rok vydání: | 2022 |
Zdroj: | Pediatría (Asunción). 49:3-5 |
ISSN: | 1683-9803 1683-979X |
DOI: | 10.31698/ped.49012022001 |
Popis: | Estamos viviendo tiempos difíciles, inéditos y de gran incertidumbre a nivel mundial, incluyendo una guerra con elementos bélicos tenebrosos, con el eventual uso de armas nucleares tan o más mortíferas que el coronavirus, de resultados no dimensionados y profundas consecuencias económicas para todo el mundo. Hoy la humanidad se ha dado cuenta de que, a pesar de la buena o mala educación recibida en la vida, muchas personas han actuado de manera irresponsable. En esta pandemia hemos sido testigos de aglomeraciones y otras conductas tales como tocar superficies sin lavarse las manos, toser y estornudar sin tener consideración de la persona que se tiene al lado. Hoy es sabido que, salvo excepciones, no está desarrollada la capacidad de aplicar conocimientos evidentes de las pandemias pasadas. Existe la certeza que no estábamos capacitados para enfrentar a un virus, que nos tomó por sorpresa y que nos ha enseñado que éramos más ignorantes de lo que pensábamos. Por ahora, quizás las personas están más consientes y saben que aquellos que trabajamos en el sector de la salud somos seres humanos, que también sentimos temor cuando nos dan el resultado de un examen positivo y que nos morimos más fácilmente que el resto de la población, sin importar el conocimiento acumulado que poseamos, los títulos universitarios, la buena voluntad y el amor que tengamos hacia los pacientes. Esta pandemia nos enseñó que no basta la riqueza y el poder de los países en el mundo para estar protegido contra los nuevos patógenos, y que los malos ejemplos de los líderes pueden tener consecuencias graves sobre la población. Aprendimos a extrañar las horas de clases en la facultad y las horas de trabajo en el hospital, el laboratorio o la oficina; en pocas palabras, a extrañar nuestra labor diaria. Aprendimos también a valorar a nuestros seres queridos, que y que de ingresar uno de ellos a un hospital, era mejor despedirse a tiempo que no despedirse jamás. Comprendimos que deberíamos estar más unidos, el personal de salud, de limpieza, el policía, el comerciante, los empresarios, para trabajar en conjunto contra el virus. En este contexto no cabe duda alguna de que una de las dos medidas sanitarias que mayores beneficios ha aportado a la humanidad han sido las vacunas y el agua potable, como afirmara el famoso vacunólogo Stanley Plotkin(1). Las vacunas previenen enfermedades que antes eran responsables de grandes y letales epidemias contra las que no teníamos medidas efectivas(2,3). Además, digan lo que digan los fanáticos movimientos antivacunas, es indiscutible que la vacunación ha beneficiado tanto a las personas vacunadas como a las no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno(3). Doscientos años atrás, los padres se habrían sorprendido al pensar que las generaciones de estos últimos cien años podríamos proteger a nuestros hijos de muchas de las enfermedades infectocontagiosas muy graves de la niñez. Entre el conjunto de enfermedades a destacar, para las que existen inmunizaciones hoy en día, se encuentran la difteria, el tétanos, la pertussis, la tuberculosis, la rabia, las fiebres tifoidea y amarilla, la poliomielitis, el sarampión, las ocasionadas por el H Influenzae, el neumococo, la rubéola, la Neisseria meningitidis, el rotavirus y las paperas(4). Cada una de ellas conlleva una historia brillante de investigación, persistencia y esfuerzo. Hubo una época, durante los años de 1920, en que la difteria era una de las enfermedades infantiles más temidas. En los años de 1940 y 1950, la poliomielitis paralizó e incluso mató a miles de niños a lo largo del mundo. Afortunadamente, los tiempos han cambiado. Aun así, las vacunas son de un desarrollo relativamente reciente, que se remonta a no más de 200 años. Mientras llega el momento de mejores vacunas ANTICOVID, y coincidiendo con los 45 años de la erradicación de la viruela en 1977, aprendamos un poco más sobre la historia de este hito médico que ha salvado la vida de millones de personas desde su origen y lo continuará haciendo en el futuro. En la actualidad, las vacunas constituyen una de las historias de éxito de la medicina moderna. Hoy el mundo especta con impaciencia más avances de la vacuna contra la COVID-19, pudiéndose afirmar que todas las vacunas reguladas han mostrado ser efectivas y seguras, ya que previamente han completado las tres fases establecidas en los ensayos clínicos. Esto significa que antes de comenzar las campañas de vacunación, decenas de miles de personas ya han recibido la vacuna durante los ensayos clínicos. La principal incógnita que queda por despejar, como consecuencia de la celeridad con la que se han llevado a cabo los ensayos clínicos, es durante cuánto tiempo van a ofrecer protección estas vacunas. Datos recientes muestran que la protección contra infección y síntomas disminuye al cabo de 4 a 6 meses tras la segunda dosis(5). Los coronavirus representan una verdadera amenaza para la salud global debido a su amplia distribución geográfica, la cantidad de reservorios animales y su facilidad para infectar humanos. En los últimos 20 años la OMS relata que han ocurrido tres graves brotes por beta coronavirus previamente desconocidos: el de SARS (en 2002-2003), el de MERS (desde el 2012) y el de COVID-19 (desde 2019). Por lo tanto, desarrollar una vacuna universal que nos proteja, no solo contra todas las variantes de SARS-CoV-2, sino también contra otros coronavirus que podrían causar futuros brotes, se ha convertido en una prioridad (OMS)(5). Entre las vacunas de la COVID-19 ya aprobadas o todavía en desarrollo, existen varios tipos, según la tecnología que usan: las vacunas "clásicas" inoculan el virus entero inactivado o bien proteínas virales, mientras que las vacunas más innovadoras introducen una secuencia génica para que sea nuestro propio organismo el que sintetice la proteína viral en cuestión(6). No sabemos con exactitud cuándo esto va a finalizar, por lo cual es muy importante y trascendental el lema de la alianza COVAX: “Nadie estará a salvo a menos que todo el mundo lo esté”, una iniciativa impulsada al inicio de la pandemia por diversos actores públicos y privados con el objetivo de asegurar un acceso equitativo a las vacunas contra la COVID-19(7,8). Como resultado de estos acontecimientos que afectan al mundo global, existe en todos los sectores de la sociedad un deber sagrado, cual es amortiguar las consecuencias de la COVID-19 en la salud y el bienestar de la población infantil, porque de la salud mental y física de los niños depende el futuro, y lo que todos sabemos es que inexorablemente lo debemos enfrentar con unión, fuerza e inteligencia por el bien de toda la humanidad. Correspondencia: Ana Campuzano de Rolón Correo: campuzanorolon@gmail.com Recibido: 24/04/2022 Aceptado: 26/03/2022 |
Databáze: | OpenAIRE |
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