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El número de contagios y muertes asociado al virus SARS-CoV-2 ha mostrado diferencias en todo el mundo; no obstante, una tendencia marcada en casi todas las regiones es la mayor mortalidad entre las personas mayores. Este comportamiento se observó de forma abrumadora en los países europeos; en América Latina, se presenta un comportamiento similar. La mayoría de los países latinoamericanos tienen poblaciones menos envejecidas en comparación con los europeos, lo cual apunta a un panorama demográfico diferente. Sin embargo, ésta no es la única diferencia: en América Latina, la desigualdad social juega un papel más relevante; ello afecta de forma notable a la población, no sólo en términos de casos y muertes, sino en el acceso y tipo de atención sanitaria, así como en las consecuencias socioeconómicas que generará la COVID-19. En este artículo, se tiene como objetivo analizar el comportamiento de la pandemia y las carencias sociales en distintas entidades del país. Para la medición de las carencias sociales, se consideraron los indicadores proporcionados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); la aproximación al impacto de la COVID-19 se hizo con la tasa de mortalidad por cada 1 000 habitantes. A partir de estas variables, se realizó un análisis de conglomerados jerárquicos que permitió establecer las similitudes y diferencias regionales. Entre los principales resultados, señalamos la tendencia de varios conjuntos de entidades que presentan niveles de carencias sociales y tasas de mortalidad por COVID-19 menores a las nacionales. Asimismo, existen grupos de estados en los cuales las carencias sociales de su población son mayores con respeto al nivel nacional y con respecto a otros grupos de entidades, aunque sus tasas de mortalidad son bajas. |