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El patrimonio arqueológico, lejos de ser estable o permanente, es susceptible de cambios y modificaciones por agresión, incuria o desidia, lo que desgraciadamente no es infrecuente; aunque otras veces se incremente por la aparición o recuperación de piezas desconocidas o que se daban por desaparecidas y que afortunadamente han pasado a ver nuevamente la luz, a engrosar los correspondientes inventarios. Tal es el caso de las esculturas zoomorfas célticas conocidas como verracos, cuyo catálogo pretende actualizarse con el presente trabajo habida cuenta del aumento de su cantidad y de la diversificación de su procedencia. Las grandes áreas de distribución de estas esculturas comprenden una serie de provincias entre las que destacamos aquellas que, en su ámbito, han venido a arrojar los siguientes nuevos ejemplares: Ávila 20, Cáceres 6, Salamanca 3 y Toledo 1. La mayoría son toros situados en el Valle Amblés, centro de la cultura que los produjo, mientras que el resto, cerdos o jabalíes, se localizan principalmente en la cuenca del río Tajo. También se incluyen otros ejemplares rechazados o todavía sin confirmar. |
