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Introducción y objetivo: En 2021 establecimos en el servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid (HCUV) un protocolo de seguridad durante la cirugía de tiroides y paratiroides cuya finalidad es evitar las parálisis recurrenciales bilaterales. Se basa en detener la cirugía en caso de no obtenerse un registro mayor a 100 mV en la neuromonitorización del primer hemitiroides resecado tras intentar recuperar la señal mediante recolocación del tubo orotraqueal, verificación de los electrodos, disminución de la salivación o tras un tiempo de espera. Hemos querido analizar si la ausencia o presencia de señal indica realmente si existirá o no parálisis recurrencial. Entendiendo la positividad como la ausencia de señal, dividiremos a los pacientes en verdaderos positivos (VP) si tenían parálisis, verdaderos negativos (VN) si tenían señal y no tenían parálisis, falsos positivos (FP) sin parálisis en ausencia de señal y falsos negativos (FN) si tenían parálisis habiendo obtenido señal. Método: Estudio prospectivo observacional longitudinal. Hemos recogido los resultados de la neuromonitorización de 76 pacientes intervenidos de cirugía de tiroides en el HCUV entre el 17 de marzo de 2021 y el 1 de marzo de 2022. Otros datos recogidos han sido la patología causante de la indicación quirúrgica, la movilidad laríngea posterior y la recuperación en caso de parálisis. Resultados: El 42%, 32 pacientes, estaban programados para tiroidectomía total, 31.5% (24) para hemitiroidectomía izquierda y 26.5% (20) hemitiroidectomía derecha. De las hemitiroidectomías derechas, en todas se obtuvo señal y existió una parálisis (FN). En las hemitiroidectomías izquierdas en una no hubo señal y tuvo parálisis (VP) y en otra se obtuvo señal y se paralizó (FN). En las tiroidectomías totales hubo dos casos de ausencia de señal con detención de la cirugía, uno con posterior parálisis (VP) y no el otro (FP). De los 76 pacientes el 93.4% han sido VN. De los 32 pacientes programados para tiroidectomía total se ha detenido la cirugía en dos (6.25%). De las 4 parálisis el 50% han recuperado la movilidad en menos de 12 meses, una es permanente y en la cuarta aún no han transcurrido 12 meses para considerarla permanente. No hemos encontrado relación con la patología tiroidea asociada. Discusión: Han existido tres casos con ausencia de señal de los cuales 2 (66%) han tenido parálisis. De las dos tiroidectomías totales detenidas, una de ellas tuvo parálisis. Utilizar este protocolo implica que en algunas ocasiones la cirugía se alargue o se detenga, aumentando el tiempo quirúrgico o duplicando las cirugías para la totalización. Aun así, dada la baja tasa de detención quirúrgica y del porcentaje de parálisis cuando existe ausencia de señal avala la utilización del protocolo estudiado. Conclusiones: La implantación de un protocolo de seguridad durante la cirugía de tiroides y paratiroides para disminuir las parálisis recurrenciales bilaterales es recomendable; no afecta en gran medida al rendimiento quirúrgico pero una ausencia de señal implica en 2 de cada 3 ocasiones una parálisis. La presencia de dos FN nos hace ser críticos con la recogida de la señal postdisección. |