Caverns : sowing primeval relationships. What does it mean to feel in the education?
Autor: | Molano Cure, Nathalia Andrea |
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Přispěvatelé: | Romero Sánchez, Mónica Marcell |
Jazyk: | Spanish; Castilian |
Rok vydání: | 2021 |
Předmět: | |
Zdroj: | Repositorio UN Universidad Nacional de Colombia instacron:Universidad Nacional de Colombia |
Popis: | ilustraciones, fotografías a color, gráficas “Un árbol gastado por el viento, áspero y lleno de cicatrices un día me dijo: No tengo la verdad, pero puedo decirte que en este mundo, donde todos se esfuerzan por ser hermosos y originales, pocos tienen realmente el coraje de ser auténticos” (Caramagna, 2020, p1) Para pensar sobre la pregunta de este texto, debemos detenernos en la gestación del ser sensible, aquél que siente, oye, observa, escucha con todo su cuerpo, es necesario preguntarse: ¿cómo se gesta el ser sensible? ¿Qué requiere la creación del ser sensible? ¿cómo podemos educar-nos para sentir? En estas indagaciones podremos entonces pensar al ser sensible como una grieta pedagógica, una grieta que será creada por la vibración interna del cuerpo, quién la experimenta realmente escucha. Como el movimiento de las placas tectónicas, el ser sensible es capaz de transformar el espacio interno y externo, permitiendo el eco de las olas producidas por una hoja al caer al agua, olas que se expanden que comunican. Ahora, debemos reconocer los distintos órganos que nos permitirán una conexión con el ser sensible, el despertar de aquél en el cuerpo. Esto lo veremos desde mi propia experiencia, desde la conciencia y reflexión de prácticas y quehaceres cotidianos que se han vuelto mis grietas pedagógicas. Cabe aclarar que no es la única posibilidad de conocer el propio ser sensible, cada uno contiene un lenguaje, un mundo de experiencias, de motivaciones que hacen único e irrepetible el encontrarse dentro del ser sensible. Tenemos tres hilos fundamentales en este relato, la infancia, la naturaleza y el cuerpo como origen; estos conceptos los veremos en acción dentro del campo pedagógico, desde la mirada como estudiante, mujer, maestra, hija-sobrina. Veremos que cada uno de estos conceptos van acompañados de tejidos internos que los estructuran y fortalecen, como una red neuronal que transporta información de un lado a otra para el entendimiento, permitiendo el nacimiento del ser sensible. Empezaremos con el cuerpo, el tejido interno que nos interesa: sentidos (tacto, olfato, vista, paladar, oído) y emociones (tristeza, alegría, rabia, amor, fastidio…), estímulos cotidianos que al ser pasados por la conciencia mental, corporal y espiritual, quedarán cómo huellas en la memoria, la historia propia y colectiva, serán aprendizajes desde el quehacer. Al entrar al campo de la conciencia, la identidad y diversidad de cada persona, podremos aportar al fortalecimiento del ser sensible, a través de la creación y experimentación, poniendo en juego la imaginación, creatividad, narración, potencia-interés de cada ser. Allí reconocemos los diversos lenguajes, la multiplicidad, diversidad, interdisciplinariedad, la verdadera naturaleza, millones de partículas que se mueven a sus ritmos, con sus propias metáforas, con sus percepciones. Pensando incluso desde Walter Benjamin, un ser que “puede superarse para el sujeto, si percibe la unidad de la totalidad de su vida desde las corrientes vitales pasadas y condensadas en el recuerdo… El entendimiento que concibe la unidad… será el presentimiento intuitivo del inalcanzado, y por ello inarticulable, sentido de la vida” (Benjamin, 1936, p.13) Pondremos entonces a la naturaleza como parte del ser sensible, un órgano echo de tejidos que contienen: materiales básicos, esenciales, primitivos como el agua, el fuego, el aire la tierra, las semillas, que posibilitan la conformación de distintos paisajes, abriendo paso a la biodiversidad. Encontraremos que dentro de la naturaleza, viéndola universalmente, la constante transformación y/o metamorfosis es primordial para dicha biodiversidad debido a la tendencia de los cuerpos de estar en movimiento, en un constante choque de partículas modificándose entre sí. Para el nacimiento del ser sensible es importante el diálogo mental, corporal y espiritual, con los otros cuerpos o demás partículas, acá con la naturaleza y las materias que la conforman. Así, podemos permitirnos encontrar lo espiritual de la materia y por tanto de todos los seres, para que al sembrar la semilla se generé vida y la conciencia mental, corporal y espiritual en las personas. Lo anterior ocurrirá cuando, en el camino del viaje de la vida, se reconozca cada acción como un ritual para la creación y cada gesto como un material básico del ritual, en otras palabras, la cotidianidad bajo la conciencia de la mente el cuerpo y el espíritu, parecido al actuar y pensar de los infantes, pues para ellxs la experimentación de sus ritmos frente a sus contextos permiten la creación de su universo. Entramos en trabajo de parto y para ello nos vemos sumergidos en el concepto de la infancia, otro órgano del ser sensible que se caracteriza por tener partículas capaces de transformar-se y asombrar-se desde la libertad y el despojo de la “realidad”, de los contextos donde nacemos. El ser sensible requiere una mirada diferente al imaginario colectivo. El infante es capaz de perder rápidamente dicha mirada, la percepción del cuerpo que es capaz de sorprenderse, la cascada de preguntas provocada por el espíritu explorador de cada unx. Para no perderlo, es necesario estar constantemente en relación con el origen de unx mismx y del otrx, comunicarse y habitar-se, para que la experiencia emerja y se cree el espacio-cuerpo del ser sensible, donde se activará, creando así la noción de territorio-comunidad, mi “yo” con mi entorno. Recuerdos y huellas que nos deja el diálogo y el relacionarnos, se guardan como archivos experienciales y naturales para que finalmente se dé la creación del ser sensible que siente la explosión de la vida en su propia existencia, el diálogo atento permitirá sentir la constante tensión entre el entendimiento y no entendimiento, entre vida y muerte, luz y oscuridad, para reconocer en todos los seres un ciclo eterno donde el tiempo concebido se vuelve ilusión y el vivir, un arte. Pensaremos entonces en la pedagogía artística como aquella que piense las relaciones primigenias, sea el fuego o el agua, la tierra o el aire, nuestro padre o nuestra madre, nuestros amigxs, el entorno donde vivimos, nosotros mismos, una pedagogía que entre al núcleo de las relaciones, la familia, nuestros primeros contactos, inicios que nos acompañan en el camino. Una que de espacio a la diversidad del pensamiento, del cuerpo, de las ideas, del espíritu, no una pedagogía que se mida en números, o una que vea a las personas como productos, o como insuficientes, una que valore experiencia y no únicamente la teoría repetitiva. Me siento a respirar, escucho y siento como entra y sale el aire de un cuerpo conformado por túneles que no tienen salida, que exigen un retorno, una parada y nuevo respiro, observar, aquejarse, desesperarse, impulsándonos a volver a reconocer los caminos oscuros, inciertos, pequeños, con poco aire, con un murmullo fresco que acelera el corazón pensando que está cerca a la salida, lugares ya transitados, todo para poder saber cuáles faltan y encontrar finalmente … ¿la luz? Es un cuerpo, un espacio con paredes viscosas talladas desde hace veintisiete años por Aguas milenarias, líquidos que recorren pacientemente cada centímetro, tratando siempre de habitar todos los rincones. Líquidos que tratan de borrar sus huellas, sus dibujos, sus memorias, pero que les dan un sabor a felicidad, tristeza, rabia, asco, un tono lleno de olores, texturas, sabores, sonidos que permanecen guardados allí. Sigo caminando, escucho voces, truenos, un silbido constante en el oído que me aqueja, me distraigo y caigo al abismo, uno que pareciera no tener fin, allí mientras el centro de la tierra me atrae, la mente me acobija por un pasadizo de la Caverna del cuerpo que ya está dentro de la Caverna, y allí vuelvo a encontrar el regazo del aire que pareciera atraer la salida... pasan años y no dejo de caer. Desaparece el vacío cuando escucho el sonido. Golpeo las piedras – tracttra tttrrrr tratac tr tr crrr rccrttr – me sumerjo en un sueño del cuál siento que no podré volver, donde creo que estoy sumergida en la oscuridad. Despierto, lloro, grito, golpeo las paredes, al final me acostumbro a caminar por allí, a sentir frío, a dormir con los sonidos de los huesos, ellas, las piedras se vuelven mi hogar por un tiempo, que dentro de las Cavernas es toda una vida, pero en realidad es un pequeño instante que se vuelve eterno con la cicatriz que deja. Esas cicatrices que atraviesan el alma, porque no fue solo un cuerpo, fue todo un universo atravesando las Cavernas una y otra y otra vez. Ahora pareciera que incesantemente retorno, ¿por qué? ¿por qué no encuentro la salida? Me escucho tan fuerte, el eco de la Caverna retumba en mí, el palpito de mi corazón es lento pero fuerte, a veces se vuelve insoportable, ¿cuándo? ¿cuándo saldré de acá? Tal vez nunca, tal vez imaginé la existencia de la luz. Mis labios están secos, empiezo a volverme Caverna, empiezo a olvidar que hay afuera, ¿cómo es afuera? Hay algo que me dice que es mejor estar acá, que salir no tiene sentido. Parece más cálido todo ahora, un manto me cubre, aquel que alguna vez dentro Un mapa, un cuerpo echo caverna. Nathalia Molano. de mi madre me acarició, me contuvo, me guardó, y entonces sin más fuerzas me recuesto en su regazo y vuelvo a respirar. Allí por instante se abre la Caverna. Nathalia Molano. Benjamin, W., 1936. El narrador. Madrid: Taurus. Caramgna Fabrizio, 2020. Aforismos. [online] Aforísticamente.com. Available at: < https://aforisticamente.com/frases-y-citas-sobre-los-arboles/> [Accessed 17 November 2020]. (Texto tomado de la fuente). "A wind-worn, rough and scarred tree one day told me: I don't have the truth, but I can tell you that in this world, where everyone strives to be beautiful and original, few really have the courage to be authentic" (Caramagna, 2020, p1) To think about the question in this text, we must stop at the gestation of the sensitive being, the one who feels, hears, observes, listens with his whole body, it is necessary to ask: how is the sensitive being gestated ? What does the creation of the sentient being require? How can we educate ourselves to feel? In these inquiries we will then be able to think of the sensitive being as a pedagogical crack, a crack that will be created by the internal vibration of the body, who really listens to it. Like the movement of tectonic plates, the sentient being is capable of transforming the internal and external space, allowing the echo of the waves produced by a leaf when falling into the water, waves that expand that communicate. Now, we must recognize the different organs that will allow us a connection with the sentient being, the awakening of it in the body. We will see this from my own experience, from the awareness and reflection of daily practices and tasks that have become my pedagogical cracks. It should be clarified that it is not the only possibility of knowing one's own sentient being, each one contains a language, a world of experiences, of motivations that make being within the sentient being unique and unrepeatable. We have three fundamental threads in this story, childhood, nature and the body as origin; We will see these concepts in action within the pedagogical field, from the point of view as a student, woman, teacher, daughter-niece. We will see that each of these concepts are accompanied by internal tissues that structure and strengthen them, like a neural network that transports information from one side to another for understanding, allowing the birth of the sensitive being. We will start with the body, the internal tissue that interests us: senses (touch, smell, sight, palate, hearing) and emotions (sadness, joy, anger, love, annoyance ...), daily stimuli that when passed through the mental consciousness, corporal and spiritual, they will remain as traces in the memory, the own and collective history, they will be learnings from the task. By entering the field of consciousness, identity and diversity of each person, we can contribute to the strengthening of the sensitive being, through creation and experimentation, putting into play the imagination, creativity, narration, power-interest of each being. There we recognize the various languages, the multiplicity, diversity, interdisciplinarity, the true nature, millions of particles that move at their rhythms, with their own metaphors, with their perceptions. Thinking even from Walter Benjamin, a being that "can be overcome for the subject, if he perceives the unity of the totality of his life from the life currents past and condensed in memory ... The understanding that conceives unity ... will be the intuitive presentiment of the unreached , and therefore inarticulable, meaning of life ”(Benjamin, 1936, p.13) We will then put nature as part of the sensitive being, an organ made of tissues that contain: basic, essential, primitive materials such as water, fire, air, earth, seeds, which allow the conformation of different landscapes, opening the way to biodiversity. We will find that within nature, seeing it universally, the constant transformation and / or metamorphosis is essential for said biodiversity due to the tendency of bodies to be in motion, in a constant clash of particles modifying each other. For the birth of the sensitive being, the mental, corporal and spiritual dialogue is important, with the other bodies or other particles, here with nature and the matters that make it up. Thus, we can allow ourselves to find the spiritual of matter and therefore of all beings, so that by sowing the seed life and mental, corporal and spiritual consciousness are generated in people. The above will occur when, on the journey of life's journey, each action is recognized as a ritual for creation and each gesture as a basic material of the ritual, in other words, everyday life under the consciousness of the mind, the body and the body. spirit, similar to the acting and thinking of infants, because for them the experimentation of their rhythms in front of their contexts allows the creation of their universe. We go into labor and for this we are immersed in the concept of childhood, another organ of the sentient being that is characterized by having particles capable of transforming and astonishing oneself from freedom and the dispossession of "reality", of the contexts where we are born. Being sensitive requires a different look at the collective imagination. The infant is capable of quickly losing said gaze, the perception of the body that is capable of being surprised, the cascade of questions provoked by the exploratory spirit of each one. In order not to lose it, it is necessary to be constantly in relation to the origin of oneself and of the other, to communicate and inhabit, so that the experience emerges and the space-body of the sentient being is created, where it will be activated, thus creating the notion of territory-community, my "I" with my environment. Memories and traces that dialogue and relating leave us, are kept as experiential and natural archives so that finally the creation of the sensitive being that feels the explosion of life in its own existence takes place, the attentive dialogue will allow us to feel the constant tension between understanding and non-understanding, between life and death, light and darkness, to recognize in all beings an eternal cycle where conceived time becomes an illusion and living an art. We will then think of artistic pedagogy as one that thinks of primordial relationships, be it fire or water, earth or air, our father or mother, our friends, the environment where we live, ourselves, a pedagogy that enters the nucleus of relationships, family, our first contacts, beginnings that accompany us along the way. One that gives space to the diversity of thought, body, ideas, spirit, not a pedagogy that is measured in numbers, or one that sees people as products, or as insufficient, one that values experience and not only repetitive theory. I sit down to breathe, listen and feel how the air enters and leaves a body made up of tunnels that have no exit, that demand a return, a stop and a new breath, to observe, to grieve, to despair, prompting us to once again recognize the dark paths , uncertain, small, with little air, with a fresh murmur that accelerates the heart thinking that it is close to the exit, places already traveled, everything to be able to know which ones are missing and finally find ... the light? It is a body, a space with viscous walls carved for twenty-seven years by ancient Waters, liquids that patiently travel every inch, always trying to inhabit every corner. Liquids that try to erase their tracks, their drawings, their memories, but that give them a taste of happiness, sadness, anger, disgust, a tone full of smells, textures, flavors, sounds that remain stored there. I keep walking, I hear voices, thunder, a constant hiss in my ear that afflicts me, I am distracted and fall into the abyss, one that seems to have no end, there as the center of the earth attracts me, my mind shelters me through a passageway of the Cavern of the body that is already inside the Cavern, and there I find again the lap of air that seems to attract the exit ... Years go by and I don't stop falling The void disappears when I hear the sound. I hit the stones - tracttra tttrrrr treaty tr tr crrr rccrttr - I immerse myself in a dream from which I feel that I will not be able to return, where I believe that I am submerged in darkness. I wake up, I cry, I scream, I hit the walls, in the end I get used to walking there, to feeling cold, to sleeping with the sounds of the bones, they, the stones become my home for a while, which inside the Caverns is a lifetime, but in reality it is a small moment that becomes eternal with the scar it leaves. Those scars that pierce the soul, because it was not just a body, it was a whole universe going through the Caverns over and over and over again. Now it seems that I return incessantly, why? Why can't I find the way out? I hear myself so loud, the echo of the Cavern rumbles in me, the beat of my heart is slow but strong, sometimes it becomes unbearable, when? When will I get out of here? Maybe never, maybe I imagined the existence of light. My lips are dry, I begin to become a Cave, I begin to forget that there is outside, what is it like outside? There is something that tells me that it is better to be here, that going out does not make sense. Everything seems warmer now, a mantle covers me, the one that once inside A map, a body made into a cave. Nathalia Molano. of my mother caressed me, restrained me, kept me, and then without further strength I lie down on her lap and breathe again. There for an instant the Cavern opens. Nathalia Molano. Benjamin, W., 1936. The narrator. Madrid: Taurus. Caramgna Fabrizio, 2020. Aphorisms. [online] Aphoristically.com. Available at: [Accessed 17 November 2020]. Maestría Magíster en Educación Artística Teórico-práctica |
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