Un siglo de misiones: trabajo y máquinas en el monte chaqueñocon los wichís de la Misión Nueva Pompeya
Autor: | Alice Franceschi, Zelda |
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Přispěvatelé: | Alma Mater Studiorum University of Bologna (UNIBO), Richard, Nicolas, Franceschi, Zelda, Córdoba, Lorena, ANR-16-CE27-0012,mecaniques-amerindiennes,Analyse comparée autour de la formation du savoir mécanique dans les sociétés amérindiennes de l'Atacama et du Chaco boréal. 1950-temps présent(2016), Analyse comparée autour de la formation du savoir mécanique dans les sociétés amérindiennes de l'Atacama et du Chaco boréal. 1950-temps présent - - mecaniques-amerindiennes2016 - ANR-16-CE27-0012 - AAPG2016 - VALID, Nicolas Richard, Zelda Alice Franceschi, Lorena Córdoba, zelda alice franceschi |
Jazyk: | Spanish; Castilian |
Rok vydání: | 2021 |
Předmět: |
[SHS.ANTHRO-SE] Humanities and Social Sciences/Social Anthropology and ethnology
[SHS.HIST] Humanities and Social Sciences/History máquinas misiones Gran Chaco indígenas wichís [SHS.ANTHRO-SE]Humanities and Social Sciences/Social Anthropology and ethnology [SHS.HIST]Humanities and Social Sciences/History ComputingMilieux_MISCELLANEOUS |
Zdroj: | La misión de la máquina. Técnica, extractivismo y conversión en las tierras bajas sudamericanas Richard, Nicolas; Franceschi, Zelda; Córdoba, Lorena. La misión de la máquina. Técnica, extractivismo y conversión en las tierras bajas sudamericanas, Bononia University Press, pp.95-118, 2021, 978-88-6923-695-2 |
Popis: | En este ensayo se propone una reflexión sobre el trabajo y el uso de las máquinas por parte de algunos wichís de Misión Nueva Pompeya recorriendo la historia de la misión franciscana y a través de algunos hitos donde diferentes actores juegan un papel protagonista: las máquinas, poderosos artefactos de una «fase histórica»; los misioneros, dispositivos esenciales que permitieron su perfecto funcionamiento, y los wichís. Aprendices, agentes activos, protegidos y subyugados, tragados por el «cuerpo máquina» que produce el trabajo. Aunque ya en la década de 1870 los wichís conocían y utilizaban máquinas vehiculares (trenes, barcos de vapor, camiones), herramientas (para el trabajo) y armas, elementos que les entregaban como forma de pago en los ingenios azucareros, fue con los franciscanos cuando empezaron su aprendizaje en algunos oficios particulares a través de una socialización cotidiana con las máquinas. Sin embargo, después de 1949 en Misión Nueva Pompeya casi todas las máquinas se estropearon y los wichís pronto volvieron a trabajar en las plantaciones, no de caña de azúcar esta vez, sino de algodón en la nueva colonia agrícola de Juan José Castelli . Fue en la década de 1970 cuando los wichís de la antigua misión comenzaron a utilizar nuevamente las máquinas, y ello gracias a dos experiencias de cooperativismo local. La primera tuvo como líder a una joven monja, miembro activo de la Congregación de las Hermanas del Niño de Jesús, Guillermina Hagen Montes de Oca. La cooperativa que dirigió Guillermina (1969-1973) se organizó como una nueva «misión indígena», aunque los objetivos se presentaron de manera diferente. La segunda (1973-1996) fue la continuación natural de la primera experiencia de cooperativismo, y estaba constituida principalmente por los wichís de Pompeya, no tenía misioneros entre los promotores, aunque en los últimos años la congregación de los Hermanos Maristas del Colegio Marcelino Champagnat ofreció a los wichís pompeyanos su apoyo. Ambas experiencias funcionaron bien durante un período limitado y luego fracasaron miserablemente. Hasta el día de hoy no se ha visto nada parecido en Misión Nueva Pompeya. Hoy los wichís viven de pensiones, subsidios y trabajos temporales (changas). Usan coches, motos, teléfonos móviles, radios, máquinas de coser, camiones, heladeras, cocinas de gas, motosierras, bombas de agua. Pero, cuando el ciclo de vida de la «máquina» termina, es decir cuando el engranaje se rompe, la máquina «muere» y queda en abandono. Se convierte en un residuo sin vida que pasa a formar parte del paisaje. No se elimina y, aunque no libera energía y no forma una parte activa de la vida cotidiana, es un componente extraño, habitual y no del todo indiferente del paisaje social. Lo que queda de las viejas máquinas abandonados se convierte finalmente en parte del monte chaqueño; algunas –como las de la antigua cooperativa– aparecen como los monumentos de un pasado cercano, evidencia tangible de una historia de continuo abandono y renacimiento y, de nuevo, de un repentino desamparo. Son lo que queda, son lo que no desaparece y no quiere desvanecerse, porque no ha sido destruido o no ha querido desaparecer, pero ya no sirve; es inutilizable para el uso para el que fue pensado y diseñado. |
Databáze: | OpenAIRE |
Externí odkaz: |