Los manuscritos persas bajo los mongoles de la dinastía timúrida

Autor: Grau-Dieckmann, Patricia
Rok vydání: 2012
Předmět:
Zdroj: De Medio Aevo; Vol. 1 Núm. 1 (2012); 117-130
Revistas Científicas Complutenses
Universidad Complutense de Madrid (UCM)
ISSN: 2255-5889
Popis: The Mongol rule in Persia began with Hülegü in 1256. This invasion was known throughout history as synonymous with barbarism and atrocity. However, in later centuries, under Tamerlane —whose march of terror "left pyramids of skulls as a sign of his victories"— and under his successors, Persian art achieved great splendor, especially with regard to the production of illustrated manuscripts. Among the manuscripts of the Timurid school, there exists an Anthology in the Bernard Berenson Collection at Villa I Tatti in Settignano, Florence, that contains 56 folios, many of them decorated with miniatures, some of these commissioned by the eminent bibliographer of Iran , Prince Baysunghur, grandson of Tamerlane. In these folios, the representation of royal characters in loving or relaxed attitudes —especially the one that shows Tamerlane on the throne— invites reflection on how art extends beyond the borders of historical facts and inserts itself into an ideal space and time, where the works of art are revealed as independent of any historical circumstances. Timurid Persian manuscripts, surprisingly, depict a lifestyle that offers no hint of the cruel reality of Mongol rule. El dominio mongol de Persia comenzó con Hülegü en 1256. Esta invasión pasó a la historia como sinónimo de barbarie y atrocidad. Sin embargo, en los siglos sucesivos, bajo Tamerlán —cuya marcha de terror “dejaba pirámides de calaveras como señal de sus victorias”— y bajo sus sucesores, el arte persa conoció un gran esplendor, en especial en lo referente a la producción de manuscritos ilustrados. Entre los manuscritos de la escuela timúrida, existe una Antología en la Colección Bernard Berenson en Villa I Tatti en Settignano, Florencia, que contiene 56 folios, muchos de ellos decorados con miniaturas, entre las que se encuentran algunas encargadas por el ilustre bibliógrafo de Irán, el príncipe Baysunghur, nieto de Tamerlán. En ellas, la representación de personajes reales en actitudes distendidas o amorosas, en especial la que muestra a Tamerlán, de factura posterior, en el trono, invita a reflexionar sobre cómo el arte supera las fronteras de lo fáctico y se inserta en un espacio y un tiempo ideales, en los que las obras se revelan como independientes de las eventuales circunstancias históricas. Los manuscritos persas timúridas, sorprendentemente, pintan una existencia que no permite sospechar la cruel realidad del dominio mongol.
Databáze: OpenAIRE