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Las exploraciones funcionales respiratorias ofrecen una amplia gama de técnicas destinadas a la evaluación del funcionamiento del aparato respiratorio. El objetivo de este artículo es presentar los diversos componentes de las pruebas disponibles para evaluar la función respiratoria y su interpretación. En primer lugar, se considera la medición de los volúmenes pulmonares y de los flujos ventilatorios. Estas magnitudes están en el centro de la evaluación funcional básica del sistema respiratorio y permiten, entre otras cosas, identificar y establecer los niveles de gravedad de los trastornos ventilatorios obstructivos y restrictivos. Se basan en la evaluación de los volúmenes pulmonares movilizables (con el espirómetro) y no movilizables (con la pletismografía corporal o una técnica de dilución gaseosa), así como de los flujos ventilatorios (con el neumotacógrafo). Después se analizan los diversos métodos de evaluación de la hiperreactividad bronquial y de la reversibilidad de los trastornos obstructivos. Estas técnicas permiten principalmente la evaluación diagnóstica de los trastornos del espectro del asma. También se examinan las técnicas que permiten una evaluación global de los músculos respiratorios (presiones estáticas máximas, presión inspiratoria nasal) y, de manera más específica, de la función diafragmática (estimulación frénica y medición de la presión transdiafragmática), al igual que las pruebas especializadas que permiten evaluar el control de la ventilación. Por último, el análisis de los gases de sangre se aborda desde un ángulo fisiológico. Esta prueba se utiliza para evaluar la homeostasis gaseosa y acidobásica y para identificar los distintos mecanismos que contribuyen a la hipoxemia (hipoventilación alveolar, cortocircuitos, trastornos de la difusión, alteración de la relación ventilación-perfusión). |