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La patología mamaria de la adolescente está dominada por las anomalías morfológicas y el fibroadenoma. La exploración física a menudo es suficiente para su diagnóstico. La rareza de la patología maligna a esta edad permite tranquilizar, casi siempre, a la adolescente y a su familia desde el primer examen. La ecografía es el mejor examen complementario. Es indispensable antes de cualquier tratamiento quirúrgico. La mamografía no está indicada en la adolescencia. Las anomalías morfológicas están representadas por las anomalías de número (politelia, polimastia), de volumen (hipertrofia mamaria, hipotrofia mamaria, amastia), las asimetrías y las anomalías de forma (mamas tuberosas, síndrome de Poland). A menudo, tienen un fuerte impacto emocional y requieren un tratamiento adecuado, sin posponer la edad de la cirugía si la paciente lo espera. El fibroadenoma es el principal tumor de la adolescencia. El diagnóstico es clínico. En el caso más frecuente de un fibroadenoma simple, no es necesario ningún tratamiento. En cambio, el fibroadenoma gigante debe ser objeto de una exéresis quirúrgica, y la poliadenomatosis, de un tratamiento hormonal. La patología inflamatoria se debe a la sobreinfección de una ectasia galactófora. El tratamiento a menudo es médico. Las indicaciones operatorias indiscutibles durante la adolescencia son el fibroadenoma gigante y los tumores malignos. Las otras peticiones deben discutirse caso por caso, según la forma clínica y la repercusión psicológica. La cirugía se difiere hasta la madurez física (normalidad y estabilidad del peso, fin del crecimiento mamario) y psicológica, en la medida de lo posible, para limitar los problemas cicatriciales y para favorecer la estabilidad del resultado. |