Falla hepática aguda: manejo actual y pronóstico

Autor: L.M. Martínez-Martínez, G. Rosales-Sotomayor, E.A. Jasso-Baltazar, J.A. Torres-Díaz, D. Aguirre-Villarreal, I. Hurtado-Díaz de León, V.M. Páez-Zayas, A. Sánchez-Cedillo, S.E. Martínez-Vázquez, H.N. Tadeo-Espinoza, J.P. Guerrero-Cabrera, M. García-Alanis, I. García-Juárez
Jazyk: Spanish; Castilian
Rok vydání: 2024
Předmět:
Zdroj: Revista de Gastroenterología de México, Vol 89, Iss 3, Pp 404-417 (2024)
Druh dokumentu: article
ISSN: 0375-0906
DOI: 10.1016/j.rgmx.2024.05.005
Popis: Resumen: La falla hepática aguda es un síndrome poco común pero grave, con una incidencia de aproximadamente 2,000 a 3,000 casos por año en América del Norte. Su fisiopatología y curso clínico varían según la causa del daño hepático primario, y puede llevar a una alta morbimortalidad o necesidad de trasplante hepático, a pesar de las terapias disponibles. Este síndrome involucra una activación excesiva del sistema inmunológico con daño en otros órganos, lo que contribuye a su alta tasa de mortalidad. La definición más aceptada incluye daño hepático con encefalopatía hepática y coagulopatía en las últimas 26 semanas en un paciente sin enfermedad hepática previa. Las principales causas son intoxicación por paracetamol, hepatitis viral, lesión hepática inducida por drogas, entre otras. Es crucial identificar la causa, ya que influye en el pronóstico y tratamiento. La supervivencia ha mejorado con medidas de soporte, terapia intensiva, prevención de complicaciones y el uso de medicamentos como la N-acetilcisteína. El trasplante hepático es una opción curativa para casos no respondedores al tratamiento médico, pero la evaluación adecuada del momento para el trasplante es crucial para mejorar los resultados. Factores como la edad del paciente, la causa subyacente y la gravedad de las fallas orgánicas influyen en los resultados y la supervivencia postrasplante. Abstract: Acute liver failure is a rare but serious syndrome, with an incidence of approximately 2,000 to 3,000 cases per year in North America. Its pathophysiology and clinical course vary, depending on the cause of the primary liver injury, and can lead to high morbidity and mortality or the need for liver transplantation, despite available therapies. This syndrome involves excessive activation of the immune system, with damage in other organs, contributing to its high mortality rate. The most accepted definition includes liver injury with hepatic encephalopathy and coagulopathy within the past 26 weeks in a patient with no previous liver disease. The main causes are paracetamol poisoning, viral hepatitis, and drug-induced liver injury, among others. Identifying the cause is crucial, given that it influences prognosis and treatment. Survival has improved with supportive measures, intensive therapy, complication prevention, and the use of medications, such as N-acetylcysteine. Liver transplantation is a curative option for nonresponders to medical treatment, but adequate evaluation of transplantation timing is vital for improving results. Factors such as patient age, underlying cause, and severity of organ failure influence the post-transplant outcomes and survival.
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