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En un informe elaborado por David Bueno i Torrens (1) para la International Bureau of Education de la UNESCO, se analizaron algunos estudios científicos relacionados con la mentalidad de crecimiento, el éxito académico y el bienestar. La idea de que las habilidades intelectuales son maleables, incluida la inteligencia, han conducido a muchas escuelas y sistemas educativos a adoptar intervenciones sobre la mentalidad de crecimiento. Una de las líneas más recientes es que, si un estudiante comprende cómo funciona y cómo aprende el cerebro, puede incrementar su habilidad intelectual; puede comenzar a obtener sensación de control sobre su propio aprendizaje. La principal razón de esta experiencia didáctica es dar respuesta a una cuestión: si el cerebro es el director de operaciones del cual se vale el alumnado en todos sus procesos, ¿no debería conocer cómo emplearlo de la mejor manera posible para aprender? Sería interesante que se introdujese el conocimiento del cerebro en el aprendizaje durante toda la etapa de Primaria. El alumnado utiliza y desarrolla los procesos de memorización, atención, control inhibitorio, flexibilidad cognitiva…, pero en muchas ocasiones no es consciente de ello. El diseño universal del aprendizaje (DUA), definido por Rose y Meyer(2), nos transmite que las tres redes neuronales (de reconocimiento, estratégica y afectiva) estén activadas en más de un momento para permitir que el aprendizaje ocurra en el cerebro. Para incidir en estas tres redes y potenciar el aprendizaje de nuestro cerebro, vamos a descubrir, justificar y desarrollar diferentes metodologías relacionadas con el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje con expresión plástica y cinestésica, las rutinas de pensamiento y la gamificación. Tras implementar esta experiencia didáctica y haber valorado los aprendizajes del alumnado, se puede afirmar que han aprendido un punto de vista diferente acerca del cerebro, como estructura y como herramienta, ya que el tipo de metodologías desarrolladas tiene la validez científica que demuestra un impacto en el aprendizaje. En los últimos años se han implementado proyectos de educación emocional en el currículo. Por ende, se podría aprovechar para abordar conocimientos básicos de neurociencia desde este, puesto que son funciones útiles en el desempeño social y personal. |