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La incorporación de la mujer al mercado laboral no ha conseguido por si misma romper con los estereotipos de género. Tampoco la igualdad formal ante la ley ha provocado por si sola la erradicación de la discriminación sexual. La ley 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres lucha por corregir la desigual representación de mujeres y hombres tanto dentro como fuera del hogar. En el ámbito de las relaciones laborales se hace imprescindible atacar tanto el problema de la segregación ocupacional como la brecha salarial. Además, son necesarios cambios y medidas de acción positiva para frenar el problema de la precariedad laboral femenina: alta temporalidad, bajos salarios, empleo inestable y mayor número de reducciones de jornada. A su vez, es importante en el seno de la Administración pública, las empresas y las familias adoptar medidas que mejoren la conciliación de la vida personal, laboral y familiar en búsqueda de una mayor corresponsabilidad que fomente una sociedad más igualitaria |
