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Tener célula eucarionte, una pared celular y depender de algún modo de un sustrato, pueden ser consideradas las similitudes más simplistas para cualquier lector en su intento, por reunir bajo un mismo precepto, tanto Helechos como a Hongos. Tales apreciaciones, no fueron ajenas para quienes esbozaron los primeros intentos de clasificación, los que ubicaron a estos organismos en el Reino Plantae. Sin embargo, todas las consideraciones generadas por la observancia debido a la pericia humana, no han podido captar todavía hoy, en justa dimensión, la función de estos organismos. Muchos de los cuales, están desapareciendo aun antes de que entendamos su papel en el ecosistema. Desde hace más de 450 millones de años, micorrizas y helechos; por citar solo un ejemplo de asociación hongo - planta, han modulado no solamente el paisaje del sotobosque sino también la vida en la tierra. Atribuyéndole por demás, a esta condición simbiótica ancestral un factor causal que pudo facilitar la colonización de las plantas al medio terrestre. Si bien la presencia de estos dos grupos de criptógamas, puede observarse en sitios muy diversos, la confluencia de ambos en el sotobosque de la Selva Lacandona ha sido la principal aportación de la presente. Con un censo fotográfico, el que es salpicado con breves descripciones permitió a los autores organizar de forma coherente el inventario que se realizó, y facilita a los lectores su entendimiento. El estudio per se está sustentado en una metodología muy fresca, que recrea las experiencias obtenidas en una campaña de colecta realizada en un sitio icónico del territorio mexicano. |
